Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la familia, la propiedad privada y el Estado

Interprete el lector que el título de este comentario es un homenaje a uno de los mejores trabajos de investigación sociológica que haya realizado un ser humano: "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado", de Friedrich Engels, escrito en 1884. Debía tener el deslumbrante filósofo muy claras las ideas porque lo escribió en dos meses.

Desde un plano más sencillo y sin ánimo revisionista, podríamos, sin embago, proponer algunas actualizaciones.

Por ejemplo, el concepto de familia ha sufrido sustanciales reformas.

Existen, básicamente, dos tipos de familia. El tipo, llamémosle, a), está en la actualidad compuesta de dos personas de cierta edad (más de sesenta años), de la que una de ellas cobra una pensión pública, independientemente de sus propiedades y restantes ingresos, y cuyos hijos -típicamente dos- ya llevan "emancipados" unos cuantos años, pero a los que ayudan económicamente. Este grupo es un residuo, o resto, de la familia histórica, a extinguir.

Los hijos de estos individuos en extinción, por lo general, no forman familia, aunque cohabitan con otra persona, y a pesar de que se les denomina a efectos fiscales "familia monoparental". Carecen de proyecto, salvo pasarlo lo mejor posible, consumiendo en su propio beneficio todo lo que ganan. No creen en nada. A diferencia de sus padres, a los que se referirán frecuentemente por su nombre de pila, y a los que animarán a "disfrutar de la vida", habitan en pisos de alquiler, pero tienen como bienes propios un coche lujoso y una televisión de plasma.

Sus mayores, habitan en un piso con varias habitaciones vacías y tienen un salón con las estanterías llenas de pequeños objetos y fotografías de "cuando los niños eran pequeños".

El tipo de familia b) está formado por una pareja heterosexual entre 35 y 40 años, y sus dos hijos mellizos (gemelos bivitelinos), obtenidos por el método de fertilización in vitro y posterior inseminación, en un procedimieno carísimo pero cómodo, pues se puede programar el día del parto, y ajustarlo con las vacaciones de otoño. Viven también en una casa de alquiler, los dos componentes adultos trabajan, y el vestigio humano se completa con una asistente -latinoamericana o rumana- que enseña a los niños canciones populares de su país (de ella) y ha dejado a su propia familia en su lugar de origen, al que sueña volver, con el producto de los ahorros y pequeñas sisas.

Es curioso de la evolución, de que aunque los del tipo a) consideran que los del tipo b) siguen siendo su familia, los del tipo b) raras veces consideran al tipo a) como familia sino, sustancialmente, como una obligación más o menos penosa, que les supone compromisos y la posibilidad de contar con una guardería durante los frecuentes viajes al extranjero que realizarán, "para conocer el mundo". Acabarán considerándolos como un estorbo, "una lata" o "mi cruz" (singularmente, si se trata de los ascendientes del otro elemento de la pareja), por lo que, si se quedan viudos -típicamente, viudas- los recluirán en una casa de mayores, "en donde estarán muy bien atendidos".

Estos residuos, con edades normalmente superiores a los 70 años, tendrán la oportunidad de crear una nueva familia no biológica, con los otros habitantes del albergue para la tercera edad, entablando relaciones intensas -utilizando principalmente monosílabos y bisílabos: sí, no, vaya, la-sal- con sus compañeros de reclusión y los cuidadores.

En aquellos casos, en los que los envejecientes/envejecidos puedan valerse de forma más o menos autónoma, y dispongan de medios económicos, se constituirán en unidades monoparentales o biparentales, siendo posible que formen parejas de hecho (sin connotación sexual de ningún tipo) con sus asistentes, generalmente de origen latinoamericano.

A su muerte, se les dispondrá una ceremonia de incineración  a la que acudirán unas diez personas, y sus cenizas serán esparcidas, subrepticiamente, por los montes cercanos a su lugar de nacimiento, para evitar el engorro de tener que visitar los cementerios y, porque, si bien se mira, resulta mucho más barato.

Existen otros tipos de agrupación de personas, que, podrían ser considerados como formas familiares espúreas, pero no tienen igual importancia numérica, aunque algunas modalidades han experimentado crecimiento notable. Es el caso de las formadas por una sola persona, relacionada ocasional y sentimentalmente con una, dos o cuatro, básicamente del otro sexo. En casos excepcionales, vivirán juntos, y se autollamarán "mi novia", "mi marido", o "compañero de piso".

(sigue)

0 comentarios