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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la abogada Carrascosa y su encuentro con la justicia internacional

No sé a Vds. A  nosotros nos causa un profundo pesar la historia judicial, como acusada, de la letrada Carrascosa. Fue condenada el 24 de diciembre de 2009 en Estados Unidos por secuestro de su propia hija y oposición a la justicia (entre otros cargos), a la friolera de 14 años de prisión, por los Tribunales de New Jersey.

Condenada, en realidad, por cumplir una sentencia de un Tribunal español que le concedió, en juicio justo y con audiencia de su ex-marido,  la custodia de la niña, a la vista de los hechos, entre los que se incluía el comportamiento maltratador de su ex- marido, al que se le ordenó al alejamiento de ambas.

Carece la acción llevada a cabo por María José Carrascosa de los elementos para aplicación del tipo penal de secuestro. Un delito definido, para la jurisdicción española, en el art. 164 del Código. El  delito de secuestro es un tipo agravado de detención ilegal, cuya base esencial es exigir condiciones para la puesta en libertad del confinado.

La hija de Carrascosa -que tiene 9 años en la actualidad- no está retenida contra su voluntad, no hay condiciones (falta absolutamente el tipo penal) para su puesta en libertad yj, además, existe fundamento legal y jurídico para la posición de la madre, pues  se está cumpliendo con lo indicado por la Justicia española, que ha retirado el pasaporte de la pequeña y le impide salir de España.

La cara de la abogada, cuando recibió la sentencia, lo indica todo. Está cansada, aturdida, incrédula. Al parecer, han intentado envenarla. Es lógico que se encuentre sicológicamente afectada de forma muy grave, después de llevar cuatro años encarcelada, sin garantías legales, y tratada como una delincuente peligrosa.

Es incomprensible, desde luego, que el juez que la condenó le indicara que el castigo al que la somete es especialmente grave por el comportamiento de la inculpada y se permita aconsejarle que si entrega su hija al ex-marido -cumpliendo con la revisión de la extravagante sentencia de separación que solicitó el cónyuge norteamericano a la Justicia de Estados Unidos, posteriormente a la obtenida en España y con incumplimiento de las garantías de proceso que corresponderían a María José-, su calvario quedaría finiquitado.

El juez Donald Venezia es, según informaciones obtenidas de internet, y como otros intervinientes en la deplorable historia, un funcionario envuelto en varios casos de corrupción, y calificado de "muy malo" en el Robe, que es una fiable referencia para estimar las actuaciones de jueces norteamericanos. 

Los testigos principales aportados al juicio han denunciado las amenazas a que fueron sometidos, y sus declaraciones a la hermana de María José fueron hechas públicas, poniendo de manifiesto el comportamiento delictual y facineroso del personaje que pretende ser un buen padre para la niña.

Tenemos mucho que aprender de la forma de entender las categorías de aplicación justiciera que se estilan en Norteamérica, para muchos, -mal informados- paradigma y modelo de las libertades.

El caso Carrascosa es una demostración más de que, para los norteamericanos, la Norma Suprema Universal es la suya, y que el ciudadano de aquel país, es el merecedor del máximo amparo, aunque se haya comportado como un delincuente, pasando por encima de otras jurisdicciones, a despecho de cualquier racionalidad, al margen de cualquier sentido elemental de la justicia y obivando el respeto debido a las personas y la exacta consideración de sus móviles.

Desgraciadamente, el caso Carrascosa significa más, mucho más. Habla de la incapacidad de la Administración española para defender a uno de sus ciudadanos contra la aplicación torticera del derecho y la justicia (no es posible argumentar que "la Administración no puede inmiscuirse en la aplicación de la jurisdicción extranjera", puesto que, aunque casada en Estados Unidos, su matrimonio tiene validez en España y su hija es española).

Habla también de la capacidad de manipulación que se concede, en algún Estado nortamericano, al nacional trapacero, como el que estuvo casada la pobre Carrascosa, y, adicionalmente, dice mucho de las importantes dosis de machismo y bajonería que siguen rigiendo en algunos sectores de nuestra sociedad.

Basta darse un garbeo -con pañuelo en la nariz- por alguno de los foros en donde se opina sobre el caso, en donde se llama a María José feminonazi y se la insulta -a ella, a la justicia española y a quienes la apoyan- con inconcebibles expresiones de odio, racismo y antifeminismo.

Freedom and justice for Maria Jose Carrascosa,  innocent mother, suffering Spaniard under the tortuous missapllication of the law and the ethic´s depict.

1 comentario

Guillermo Díaz -

Igual que lo ha hecho en otros muchos casos, en los que no tenía competencia, ¿por qué ahora el Magistrado Sr. Garzón no inicia un procedimiento de oficio enmarcado en esa "justicia universal" que el quiere defender a ultranza, para salvar a una ciudadana española de una tropelía jurídica made in USA?