Sobre amortizados, inmigrantes y parados
Nunca supimos cómo hacían en realidad sus encuestas y análisis sociológicos las variopintas empresas de demoscopia que, periódicamente, nos ilustran sobre aquello que les apetece decir a los entrevistados y les agrada leer a quienes los han contratado.
Bastaría con estar atentos a las evoluciones de esos jóvenes con cara de estar cumpliendo los últimos días de un castigo ejemplarizante, y que abordan con poco rendimiento a los paseantes con cara de estar más desocupados, en plazas transitadas o a la entrada del metro, interesándose por si tienes un momento y rellenado a solas los cuestionarios que pocos están dispuestos a satisfacer.
Las observaciones particulares -sin valor científico, pero sí práctico- muestran, entre otras cosas, que ha crecido el número de obras de reforma y rehabilitación en viviendas particulares y edificios públicos, realizadas mayoritariamente por dilectos trabajadores provenientes de países del este europeo, que trabajan según la actividad que despliegan, a destajo, con precarios instrumentos y sin las convenientes medidas de seguridad.
También ha crecido, hasta la colmatación, el número de técnicos latinoamericanos dedicados a dar respuesta -más o menos eficiente- a los innumerables problemas que las líneas de ADSL española presentan a los usuarios. Muchos deben ser también los habitantes de los cubículos de los llamados call center -ahora todos de obligado pago para los sufridos "clientes"-, que responden con acentos árabes o latinos a las desesperadas peticiones de los telefonantes.
Igualmente, se constata que ha crecido el número de prejubilados, jubilados, jóvenes en edad de estudiar o trabajar y mujeres de todas las edades, que toman el sol o el fresco en las plazas y parques públicos, mirando el tiempo y las gentes pasar.
Ha crecido el número de jóvenes extranjeras empleadas de hogar -o así parece- cuidando mientras alimentan sus chácharas con compatriotas, proliferantes parejas ajenas de niños gemelos sospechosamente producto de inseminaciones in vitro (y, por supuesto, también toman cuidado de otros infantes con perfiles físicos individualizados).
Ha aumentado desorbitadamente la cantidad de parejas de hecho, formadas por un latino y un local, hombres y mujeres, apoyándose en sus complementarias necesidades, los de acá con Alzheimer o demencia senil o un serio hándicap físico y los de allá con ganas de llevarse algo de vuelta al hogar foráneo en donde esperan las bocas de los suyos.
Ha aumentado el número de parados universitarios, menores de 35 años, seguramente con una, dos o tres carreras, despedidos de pronto por reconversión de empresas de tecnología puntera, consultings afamados, periódicos de éxito, subcontratistas de los que añadían valor, etc., que esperan en vano que los llamen de algún sitio para ser mileuristas por primera vez o volver a serlo.
No hace falta hacer muchas estadísticas para intuir con fundamento que ha aumentado la circulación de dinero B, el empleo sumergido remunerado por debajo del mercado, el número de notas de entrega en lugar de facturas, el despilfarro de recursos intelectuales de miles de jóvenes formados para dar lo mejor de sí, el desprecio hacia la experiencia de los mayores de cincuenta años, la competencia por los puestos de trabajo inframileurista por parte de la inmigración readaptada gracias a permisos de residencia y trabajo conseguidos en otros sectores,...
1 comentario
Guillermo Díaz -
Economía sumergiada, subempleo, y no uso de las capacidades intelectuales de jóvenes muy bien formados y de maduros muy experimentados, es el pan nuestro de cada día.
¿veremos el cambio de modelo?