Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los días que marcan nuestra vida

Hay personajes o personajillos que cuando se les pide un currículum para hacer su presentación en un acto, llenan varias páginas, y al leerlo en voz alta -y, desde luego, al escucharlo- tal parece que ese material daría para alimentar varias vidas.

Títulos académicos, experiencias múltiples, trabajos y publicaciones diversas, méritos y galardones de toda índole, de aquí y de allá, se acumulan en esas páginas, desplegando toda una parafernalia de vanidades mezclada con los reconocimientos oficiales y oficiosos con los que se aprovecharon las ocasiones para aumentar las plumas del ego.

Porque, aunque hay en algunos currícula un intenso trabajo detrás, muchas líneas de los mismos en la mayor cantidad de personajes parecen producto de la camaredería, el amiguismo, o la oportunidad.

Al final, el currículum no lo hace uno mismo, sino que lo hacen los demás. El currículum no es lo que uno quiere haber sido, sino que queda.

Por eso, son muy pocos los genios de la historia de los que conocemos sus andanzas, siendo apenas el nombre lo que sabemos de ellos y habiendo quedado, de tantos, solo alguna de sus realizaciones. ¡Hay geniales obras anónimas! ¡Proliferan los esperpentos con el nombre del autor del descalabro!.

De los buenos escritores, muchas se habrán destruído o perdido o no publicado jamás. De arquitectos, muchas habrán sido demolidas o serán pasto del paso del tiempo. De filósofos, no será extraño que sus ideas escritas en voluminosos tomos ocupen apenas un par de líneas en la Historia de la Filosofía...

Aunque parezca puro escepticismo, los días que marcan nuestra vida son exclusivamente dos: el nacimiento y la muerte. En el medio, terminamos nuestros estudios, nos casamos, tenemos hijos, sufrimos enfermedades, nos afanamos, queremos, nos aman, nos odian, nos entretienen, nos alaban, nos desprecian. Y después, nos olvidan, nos olvidan, nos olvidan, nos olvidan.

 

0 comentarios