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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre escotes generosos, currículums impresionantes y otras hierbas verbales

(Nota previa: La palabra currículum no está, aún (28.05.09) en el Diccionario de la R.A.E. Luego, mal podrá figurar su plural, que debería ser currícula, pero que, a los efectos de lo que sigue, y para no desviarnos del tono que pretendemos, llamaremos currículums, como hace casi todo el mundo en las ocasiones en que se presenta el uso del plural de la palabra latina usada para designar la "Trayectoria vital" o "Trayectoria profesional" propia o ajena.)

Hay combinaciones de palabras que parecen contagiarse la una a la otra, venir pegadas como hermanas siamesas. Las mujeres elegantes y modelos de pasarela, suelen llevar escotes generosos e incluso de vértigo, que dejan, normalmente, al descubierto, una plataforma pectoral con menos curvas que las de un practicante de halterofilia.

También se da mucho la especie, en la presentación de un conferenciante hecha por un desconocido o cuasi, presidente de mesa, que renuncie a leer todo o parte de la nota con las hazañas profesionales que minutos antes le han largado los intervenientes de la mesa que le han propuesto moderar (es un decir), indicando que tiene un currículum impresionante.

No son las únicas combinaciones: Existen -al menos, en la imaginación de los que así escriben- clamorosos fracasos, espléndidos resultados, combinaciones caprichosas, extremas elegancias, rostros impávidos, apreciaciones personales, sabios consejos, inútiles apostillas, vacuos comentarios y, por supuesto, espurias intenciones.

Los políticos gustan mucho de denunciar propuestas inasumibles, escándalos sonoros, ilegítimas aspiraciones o torpes apreciaciones. Las revistas de moda hablan de senos firmes, esbeltas y espléndidas figuras, piernas largas, bellezas clásicas o radiantes.

Los decoradores nos ilustran sobre imponentes terrazas, azules intensos. Los vendedores de auténticas joyas, piezas únicas, últimas oportunidades. Se habla o escribe también de deporte favorito, luz pública, valor sentimental, viud@ desconsolado@, eterna juventud, numeroso público, deseos colmados... Y así siguiendo.

En fin, que hay adjetivos que, de puro gastados, han pasado a formar parte de los sustantivos a los que creen calificar. Claro que, en realidad, lo que están descalificando es a los seres humanos que emplean estas manidas y bastante ridículas coletillas, que solo demuestran la falta de imaginación literaria de sus emisores emocionales.

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