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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la facultad de distinguir entre ser y estar

La manera segura de distinguir un angloparlante en español es oirle decir una frase en la que sea necesario emplear los verbos ser y estar. Su yo soy contento o estoy el primero en llegar, delatarán que es un impostor, que no es perfecto en nuestra lengua, el español de Cervantes.

La culpa, en realidad, no la tienen ellos. La tiene Shakespeare, el que figura como su mayor gloria en las letras, y ha quedado resumida en una frase que conoce de memoria todo el mundo, incluso los que no tienen ni idea de inglés: to be or not to be, that´s the question (en castellano: tu bí, or not tu bí, dat is de cuéschion).

Porque el asunto no está en distinguir entre ser o no ser, sino entre el ser y el estar. Multitud de profesores de español, millones de bien intencionados enseñantes ocasionales, hemos tratado de enseñar a ingleses y americanos a diferenciar lo que para nosotros es obvio. A veces, parece que lo hemos conseguido, pero cuando abandonamos la tutela vuelve, de forma invencible, el error: estamos pocos los que conocemos bien español.

Gracias a esta rémora, a la ausencia de facultad para distinguir entre ser y estar, los latinos y, sobre todo, los españoles, quedamos eximidos de reconocer la vergüenza de ser prácticamente incapaces de aprender a hablar bien cualquier idioma que no sea el nuestro. (Bueno, últimamente, también tenemos dificultades en dominar nuestra lengua materna).

En nuestra disculpa, hay que indicar que una buena parte de los idiomas extranjeros son parecidos al español. Podemos entendernos sin problemas con italianos, portugueses, brasileños, catalanes, gallegos, con tal de que nos hablen lentamente. Prácticamente, captamos un 30% de lo que dicen, que es aproximadamente el mismo porcentaje que entendemos cuando nos hablan en español (o castellano).

Después, hay otras nacionalidades con las que no parece necesario entenderse. Los chinos, por ejemplo. Nuestra experiencia permite confirmar que nos entendemos por intuición y, en algún caso, con acompañamiento de alguna seña. Dedicados al comercio al detalle -al mínimo detalle, propiamente hablando- los chinos suelen estar acompañados, además, de un joven/una joven que parece disponer de un diccionario de equivalencias entre el español y las estanterías de la tienda.

El problema, resumiendo, lo tenemos con los americanos y los ingleses. ¿Cómo tener confianza de quien no distingue entre ser rico y estar rico, ser cómodo y estar cómodo, ser padre y estar padre?

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