Sobre la imprescindible revisión de las carreras universitarias y la posible metodología
Lo que se enseña en una carrera universitaria debería responder a un plan global y los programas de cada una de las asignaturas, estar ajustados a ese plan como un guante. Cada curso lectivo, puesto que los objetivos de las enseñanzas que la sociedad desea transmitir por la vía de los estudios universitarios a los discentes, pueden cambiar, debería revisarse esa adaptación.
La Universidad no es autónoma, sino que es la sociedad la que señala, porque lo financia, sus objetivos, de manera, por supuesto, concertada con el estamento universitario, tanto docente como discente. Distinto es que alguien quiera estudiar, por puro placer o curiosidad, una materia: pero para llevar a cabo ese deseo, que deberá costearse él mismo, no necesita acudir a la Universidad, aunque los medios universitarios puedan dedicarse, excepcionalmente, a tal función.
La sencilla y lógica propuesta tiene dos dificultades para su realización práctica. La libertad de cátedra, que está siendo tradicionalmente malentendida como la libertad para que cada titular docente haga lo que le parezca con sus horas lectivas, no supone sino la libertad de que al docente no se le impongan cortapisas ideológicas para enseñar...pero de ahí a que haga de su programa un sayo hay largo trecho.
La segunda dificultad reside en que ningún inspector se ha preocupado hasta ahora de saber en qué consisten, concretamente, las enseñanzas impartidas en cada carrera.
Para resolver esto último, no basta disponer de los programas en donde se enumeren en unos cuantos renglones las materias que se pretende impartir. No. Todos los profesores deberían conocer, exactamente, lo que se está enseñando en todas y cada una de las demás disciplinas de la carrera o carreras a las que está adscrita su asignatura, evitando duplicidades, exposiciones contradictorias injustifadas y dotando de coherencia a la enseñanza conjunta. Solamente los alumnos de cada promoción pueden tener, en la actualidad, esa visión específica.
La sociedad, que sustenta la Universidad y la necesita y realimenta, necesita saber lo que se enseña en ella, tutelar y orientar el ejercicio de su actividad. Los Consejos Sociales tienen ese cometido, pero no lo cumplen, porque no saben o no pueden. Porque nadie, salvo los alumnos, sabe lo que se enseña de verdad en las aulas.
Si se dispusiera de los desarrollos específicos y completos de todos los programas, esa visión imprescindible la tendríamos todos, y, en especial, los inspectores de las carreras. Para ello es necesario que absolutamente todos los profesores estuvieran obligados a poner por escrito, de pé a pá, lo que están enseñando en cada curso. Y, además, deben existir reuniones de coordinación efectivas en las que se hiciere la depuración y mejora de los programas, a nivel de departamento y de Facultad y carrera profesional.
El cumplimiento de esta pretensión hace que las carreras impartidas por el método de Enseñanza a Distancia o por e-learning capaciten para una formación, como principio general, más robusta. Los alumnos deben estudiar, además, al completo, el contenido de los programas y, puesto que todas las asignaturas tienen su material docente por escrito, la revisión de lo que se está enseñando es sencilla para todos, tanto para otros profesores como para los coordinadores generales, como para los futuros empleadores.
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ana liliana -