Sobre la estafa de la portabilidad
En un país que presume de estar a la cabeza en las comunicaciones, con una compañía pionera en el mundo, han sido muchos los españoles que se han visto envueltos en una gran estafa, que han soportado con más o menos maldiciones e inconveniencias, aunque sin saber exactamente qué hacer.
La palabra clave para entender el desaguisado es: portabilidad. En el altar de esa diosa, que permite mantener el número telefónico aunque se cambie de compañía, son miles los ciudadanos que, atraídos por la publicidad -en general, engañosa- de otros operadores, se decidieron a dejar a la vieja Telefónica, para ponerse en las manos de los Uni2, Wanadoo, etc.
Cuando se dieron cuenta de que las ventajas prometidas no eran tales y que el funcionamiento era igual o incluso peor que el de origen, recurrieron nuevamente a la portabilidad, para deshacer lo andado y pretender volver al redil de la antigua compañía estatal. Tururú, corneta. Que si quieres arroz, Catalina.
Las variaciones en las vicisitudes con que se encontraron fueron amplísimas: meses sin ningún teléfono ni correo electrónico; pérdida de las antiguas direcciones de correo para siempre; doble facturación; imposibilidad de darse de alta en Telefónica porque la otra compañía se hacía la remolona; vuelta a pertenecer a los Wanadoo u Orange o loquesea, porque se les reclamaba nuevamente desde allí, con base en supuestas confirmaciones telefónicas que no habían existido, o que habían tenido otros objetivos...
La Audiencia provincial de Madrid ha condenado a France Télécom a pagar 6.100 euros al matrimonio González-Bello, por los daños morales y materiales que se les han provocado porque Wanadoo (hoy FT) les dió de alta sin su consentimiento, secuestrando la línea que tenían con Telefónica, gracias a la portabilidad, pero que no les fue devuelta cuando lo solicitaron, interrumpiéndoles el servicio de ADSL durante meses.
Enhorabuena a los González-Bello. Han constituído un precedente, aunque nos tememos que la aventura les habrá costado bastante más de lo que ahora les compensan.
Lo que seguimos sin entender es porqué Telefónica de España ha adoptado, en este y en todos los casos que conocemos, la actitud de víctima, de nopodemoshacernada, de reclamenquenosotrosdeseamosquelasituacioncambietantocomoustedes. ¿No debería ser tema para una actuación de oficio de los organismos reguladores?
1 comentario
Guillermo Díaz -
Yo he tenido una guerra particular con Terra que se negaba a devolverme 32,15 cobrados indebidamente. Formulé una reclamación a la Dirección General de Telecomunicaciones y conseguí la devolución de lo cobrado indebidamente, pero lo mas importante, conseguí que le impusieran una sancíón de 24.000. Tras esa sanción intentaron digamos chantajearme, ofreciéndome el regalo de un año de cuotas adsl a cambio de que no publicitara esta resolución. Evidentemente no acepté.
Por ello, aconsejo a todo el mundo que no se calle y que reclame.