Sobre las ingenieras de minas
Parece que las ingenieras de minas eran en el 2008, el 20% del total de esta profesión.
Esa fue una de las conclusiones que se presentaron ayer, en la Jornada dedicada por el Instituto de la Ingeniería a presentar la diversidad social de este vetusto oficio, que comenzó siendo equipo de zapadores para la defensa de las plazas fuertes.
No se quedó ahí ese cuerpo técnico. En estos últimos 300 años, siguió haciendo agujeros para extraer carbón de las entrañas de la tierra, los hizo humo en la siderurgia, encontró la forma de sacar petróleo de debajo de las piedras (qué bien dicho), lo hizo humo, electricidad y combustible para transporte, estudió materiales cada vez más ligeros, o más resistentes o con mayor o menor conductividad, etc. etc.
Si es cierto que de los aproximadamente 5000 ingenieros de minas españoles ("superiores", es decir, los estudiados en Madrid, Oviedo y Vigo) hay unas 1000 mujeres egresadas, la ingeniería española está de enhorabuena. No debe ser así, sin embargo, porque el estudio de referencia solo recoge unas 800 respuestas por internet, y lo único que cabe deducir es que de los 800 ingenieros que, teniendo internet, contestaron a la encuesta, 160 son mujeres.
Como las ingenieras son regalo intelectual relativamente reciente, podría deducirse que los otros 4.200 ingenieros de minas que no tienen ganas de contestar a las encuestas o no tienen internet (con todas las reservas sobre el tema) son, en su inmensa mayoría, varones. Algunos de ellos -¿doscientos?- prejubilados de los fragores de las crisis del carbón y del acero, y otros -¿cuatrocientos?- jubilados.
Lo que nadie podrá criticar es que de los ocho ingenieros de minas que hablaron ayer sobre la versatilidad de esta profesión, la mitad eran mujeres. Bellas mujeres, además. Lo de inteligentes, nadie lo puso ni pondrá en duda.
0 comentarios