Sobre el cambio generacional
Soplan aires, dicen, de cambio generacional. Obama ha ganado a McCain porque Estados Unidos apuesta por "el cambio generacional". La ministra de Defensa española, Carme Chacón, es la política más valorada del momento, porque es representante del "cambio generacional". Una importante colección de políticos, bancarios, empresarios y profesionales de múltiples campos, son presentados como "cambio generacional".
Sólo para citar algunos nombres, recogemos éstos: Cospedal, Pajín, Aído (Bibiana), Moraleda (Amparo),...la mayoría, mujeres, porque el "cambio generacional" está ligado, también, a la incorporación de las mujeres a algunos puestos de relevancia.
Negamos la mayor, sin embargo. De cambio generacional, poco. Por supuesto, la jubilación -y, en el caso de la empresa privada, la muerte- va dejando claros que son ocupados por gente más joven. Y, especialmente en política, el atractivo de incorporar a mujeres a la imagen pública -aquí en donde este sexo tan ferozmente oprimido durante siglos no va cubierto y, por tanto, podemos juzgar su belleza- es indudable.
Pocos se podrán sustraer, hombres y mujeres -sobre todo, éstas- a dejar de juzgar si Mss. Obama estaba afortunada con su vestido rojinegro el día que su esposo ganó las elecciones, si la vice de la Vega se ha hecho lifting y luce adecuadamente sus chaquetas de sastre, si la Merkel tiene o no aprensión a que la besen, o, para no hacer infinita la relación, si la Chacón lució adecuadamente cuando pasaba revista embarazada de siete meses a los restos del heroico ejército español, etc.
Barak Obama es más joven que McCain y Bush, pero su discurso no es solo ligeramente diferente, sino que es absolutamente necesario. El mundo está envuelto en una crisis gravísima, la credibilidad internacional de Estados Unidos está bajo mínimos, y la sociedad norteamericana tiene que soportar, desde la pérdida de nivel económico y el creciente desempleo, dos guerras que no le han llevado a la victoria, sino a la sensación de estar solos en la defensa de la Patria, Dios y el orden mundial.
Hacía falta cambio, se pedía a gritos, y los republicanos se encontraron prisioneros de un gobierno culpable y con un héroe de guerra que se había preparado solo para combatir contra Hillary Clinton en el cuerpo a cuerpo y no contra un simpático afroamericano educado en Hardvard y en la seducción de masas al que se habían rendido sin condiciones todas las plazas-votos de los latinos, negros, asiáticos.
En el mundo, y en España, hace falta cambio, pero no precisamente generacional. Cambio de rostros, nuevas ideas, inteligentes, pragmáticas, aglutinadoras. Es muy fácil decir que el que está enfrente, "no sabe gestionar la crisis", "no tiene ideas", "no tiene credibilidad". Lo difícil es concretar qué proponemos para mejorar la situación, cómo, con qué medios, por cuánto tiempo.
Por cierto, McCain ha dado un ejemplo magnífico de lo que es querer a un país y creer en él. Su discurso de derrotado, no es una claudicación, es una oferta seria de cooperación y una invitación a que el pueblo americano olvide por cuatro años quién le gustaba más de los dos candidatos y se aplique, en la unidad, a mejorar las cosas para que Obama lo haga lo mejor posible. Dan ganas de llorar un poco.
1 comentario
Guillermo Díaz -