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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los parados, los amomiados y los jetas

Los líderes de la sociedad de mercado están muy preocupados por el dinero. Ha caído brutalmente la rentabilidad de las inversiones, y la confianza empresarial -esto es, de los grandes accionistas y sus empleados más cualificados- está por los suelos. El orden económico mundial ha tocado a rebato y los dirigentes mundiales se van a reunir para tomar decisiones. ¿Quién se ha quedado con el dinero?, no cesan de preguntar, a voz en grito.

Están llamando la atención en la dirección equivocada. Como el cuco, cantan en un sitio diferente a dónde han puesto los huevos. Por supuesto, el dinero está a buen recaudo. Los timados, otra vez, han sido los pequeños ahorradores, los que aportaron su capacidad de trabajo manual o intelectual al sistema a cambio de salario, los crédulos de que todo funcionaba con normalidad, guiándose por los indicadores que aportaban los grandes muñidores del sistema.

En la reunión de los altos pastores de la economía mundial, a la que el presidente Zapatero quiere ir, el  presidente Bush, en la representación que ostenta, ya ha adelantado el guión: No se tocarán los principios básicos del mercado.

Estamos, pues, ante las posibilidades de analizar una reforma, un retoque del edificio en el que se sustenta nuestra fe.

¿Y si lo miramos desde otra perspectiva?. En verdad, la obsesión por el elemento dinero, o sea, el capital, como factor de producción más relevante, nos parece sesgada, insuficiente, y maligna. El factor más importante de la producción es el trabajo.

Pero es que, además, como el trabajo es la única manera que tenemos de repartir dinero entre las familias, y ya que nadie está dispuesto a regalar su patrimonio a cambio de nada, la existencia de puestos de trabajo para todos los que quieran trabajar y, en particular, los que necesiten trabajar para poder vivir, debiera ser la idea fundamental de nuestro sistema de solidaridad.

No sabemos cómo crear trabajo en nuestra sociedad moderna, tecnológicamente tan avanzada. La producción de elementos de alta tecnología precisa poco personal y muy cualificado.

Hemos cambiado de sectores generadores de empleo, sustituyendo el campo y la ganadería, y las grandes industrias, por la generación de software y la producción de sofisticadas piezas que realizan máquinas automáticas.

El personal no cualificado se deriva hacia la construcción, el servicio al turismo y la atención al ocio. Pero no necesitábamos haberlo hecho. Los orientadores de los objetivos de la humanidad la han lanzado contra la idea de que bienestar significa hacer el vago, viajar, comer, beber y oir música estridente.

Va a ser imprescindible retroceder algunos pueblos de la vía del progreso, volver a las estaciones que dejamos atrás. Retornar a los grandes sectores generadores de empleo: no va a haber tanto dinero para hacer turismo, ni para ir al restaurante, ni para ir al fútbol. Y habrá que seguir comiendo y viviendo. El apoyo al campo es, en nuestra opinión, básico, y el anclaje en aquellos sectores industriales que generan empleo, mucho empleo. La investigación habrá que concentrarse ahí, en dar más salida al factor trabajo.

Suena a primitivo, pero no podemos estar amomiados a la espera de que el capital resuelva sus contradicciones y confiar que eso va a solucionar nuestro problema. Ha demostrado ya varias veces que es incapaz de reinvertir sus plusvalías en beneficio de quienes las han generado. Digan lo que digan.

 

 

1 comentario

Guillermo Díaz -

Qué gran verdad. Estoy convencido que nos encontramos en las puertas de un cambio del modelo económico. Ojalá este nuevo modelo esté basado en el trabajo y el esfuerzo personal de cada uno y ojalá de una vez por todas desaparezca el tiburoneo capitalista que impera en este mundo del que presumíamos global.