Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el matrimonio y la vida en pareja

Uno de las fórmulas de ordenación social que se ha visto afectada -y gravemente- por la evolución de las relaciones humanas, es la institución del matrimonio. Inspirándose en la fórmula romana, y dotándola de un contenido ritual más complejo y vistoso, la Iglesia católica -en especial, a partir de esa gran revolución que significó Trento- ayudó mucho a poner orden en las cosas de la tribu.

Los ordenamientos civiles, imbuídos de una tradición de religiosidad, a pesar de que han ido reconociendo su capacidad para legislar al margen de mandamientos eclesiásticos y/o confesionales, navegan, y navegarán, porque no es fácil desprenderse de esta raiz cultural que está tan pegada a la esencia humana que es seguramente indisociable de ella, y que nos lleva a crear a Dios y, aunque se le niegue, a mantener algunas consecuencias surgidas del buen orden: la regulación de la vida en pareja cuando quiere tener hijos o cuando acumula propiedades, es una de ellas. 

Después de las dos guerras casi mundiales y de mayo del 68, el personal se vió afectado por un fatalismo nihilista respecto al más allá y muy pragmático respecto al más acá. Muchos hombresy mujeres volvieron sus ojos hacia la búsqueda de placer, allí donde pudiera estar, a sabiendas de que todo era efímero, fútil, y que lo que no pasaba por alguno de los sentidos corporales era poco interesante.

En fin, al grano. Los jóvenes no quieren casarse. Prefieren vivir en pareja, en pisos alquilados a nombre de uno de ellos, uniendo tal vez sus ingresos, pero manteniendo una importante independencia.

Es una forma ligera de convivencia, en la que falta, en general, el proyecto común. No quieren tener hijos -al menos todavía-, no hay entronque ni participación en la vida familiar de los respectivos clanes, ambos miembros de la unidad de convivencia, trabajan y pasan mucho tiempo fuera del hogar, que tampoco es exactamente un hogar, porque tiene mucha precariedad a las espaldas.

Los problemas legales que, sobre todo, para quienes deciden vivir así, tiene esta forma de convivencia, van siendo resueltos mal que bien. Declaraciones fiscales independientes, irregularidades en la domiciliación de uno de los componentes de la pareja, problemas en la distribución de gastos, dificultades para escriturar las inversiones comunes, riesgos de que la masa hereditaria vaya a parar a otros no deseados (sobrinos, hermanos, ...de la pareja).

0 comentarios