Sobre la mayoría suficiente para gobernar
Las empresas de demoscopia, a las que será difícil liberar de la sospecha de que peinan las estadísticas según el color del pelo de quien les paga y suelen realizar los sondeos de opinión para robustecer la opinión de quien ya la tiene fundada, afirman que PSOE y PP se encuentran en empate técnico frente a las elecciones generales de 2008.
La situación, de consolidarse en las elecciones reales, no deja de ser preocupante. Los partidos mayoritarios, cuando no cuentan con suficiente mayoría, sin embargo, para gobernar en solitario, han demostrado una notable falta de capacidad para mantener una línez consistente, doblegándose a las exigencias de los partidos "charnela" con los que les ha sido imprescindible negociar para obtener la mayoría en el Congreso, con la que sacar adelante sus propuestas.
No tiene razón Rajoy cuando critica a Zapatero en su comportamiento con los poderes autonómicos, -y tampoco en acusarle de haber dado alas al terrorismo de ETA- porque la debilidad de los dos partidos mayoritarios es equivalente en este aspecto, habiendo favorecido, simplemente y sin escrúpulos, a sus correligionarios en el mando.
Esta debilidad nos ha llevado al desmembramiento grave de la unidad de gestión de la España de las autonomías, en detrimento de las regiones más débiles en número de votos o en presión política, y, desde luego, con perjuicios para el conjunto del Estado y la gestión de la solidaridad.
Deseamos, por tanto, que las encuestas demoscópicas se equivoquen en plasmar lo que sucederá dentro de cinco meses, en las elecciones generales. Y desde nuestra independencia ideológica, abogamos porque los partidos con vocación mayoritaria se esfuercen en ofrecer opciones sólidas, coherentes, con Programas construídos desde la realidad, y con voluntad de cumplirlos. Para que puedan ganar con holgura, y, una vez conseguida, cuenten con las opiniones de aquellas opciones que hayan obtenido escaños en las Cámaras.
No queremos un rodillo, sino la firme voluntad de cooperar con las minorías, para que ningún proyecto viable y serio, que beneficie a las mayorías, quede arrumbado. Estamos por los pactos puntuales, según las propuestas y los temas. Sin compromisos ni hipotecas con minorías, preocupadas solo por sus intereses particulares, que nos cuesten créditos a la mayoría que defendemos ideas generales, hipotecas que solo tendrían como sin espúreo que el Gobierno pudiera mantenerse cuatro años en la cuerda floja de sus pactos a posteriori de las elecciones..
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