Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la trayectoria personal y la credibilidad

La portada y las primeras páginas de "Público", ese periódico juvenil al que ayer dábamos la bienvenida, se dedican, hoy domingo, 30 de septiembre de 2007, a poner a caldo al magistrado del Tribunal Constitucional, García-Calvo, por su pasado franquista y su presente defensor de las posiciones políticas más conservadoras.

La oportunidad de la destacada noticia viene avalada -suponemos- por la batalla política que se libra por el poder en el Tribunal Constitucional -y otros órganos de la judicatura- y justificada por la rígida actitud de este magistrado, cabeza intelectual en la emisión de votos particulares contra las propuestas de los magistrados progresistas, y convencido defensor de los principios que inspiran el catolicismo y la derecha menos tolerante, que sirvieron de base ideológica (con otros adendos) a la Falange y al régimen franquista.

Al darle tanta publicidad a la historia de un magistrado constitucional, Público se hace un flaco servicio respecto al futuro, aunque su joven director crea que lo esté haciendo muy bien. En primer lugar, se trata de un diario y no de un semanario (o una revista mensual), y las noticias de primera página deben ser de imperiosa actualidad y entidad. En segundo lugar, Público, con esta manifestación de partidismo y gusto por propiciar el escándalo, yerra también, porque lo que defiende García-Calvo, aunque reprobable y ridiculizable para un sector, -con seguridad mayoritario pero no por ello merecedor de la unanimidad-, de los españoles, no deja de ser representativo de lo que piensa una parte del país.

Y ridiculizando lo que piensa esa parte (no por pequeña necesariamente insensata) no ganan los mayoritarios credibilidad ni el conjunto estabilidad. El que García-Calvo se haya manifestado en contra de los matrimonios homosexuales o el Estatut catalán no condena a este magistrado a ser vituperado. Miles de españoles piensan así, aunque no sean mayoría. Y por otra parte, las matizaciones de este magistrado a la Ley de Igualdad, o a la Ley contra la Violencia de Género merecen ser analizadas antes de ser frontalmente descalificadas.

Una cuestión diferente es la de la credibilidad que tiene el magistrado García-Calvo. Y aquí discrepamos manifiestamente con los chicos de Público. Vista su trayectoria, tiene mucha, porque no ha cambiado su pelaje ideológico: por eso, se le ve venir de lejos.

Por el contrario, aquellos que han cambiado de chaqueta, pensamientos, ideología y amigos, alegando caídas del caballo, arrepentimientos o un proceso de depuración mental, merecen ser analizados con cierto cuidado, cuando defienden lo contrario de lo que argumentaban con ardor hace unos años. Tal vez mientan, quieran engañarnos.

Agradezcamos a los que se muestran sin tapujos, aunque sean del signo contrario, porque así sabemos a qué atenernos. De los que nos dan ahora palmadas en la espalda y nos aplauden por lo bien que lo hacemos, cuando antes nos lanzaban piedras verbales y atacaban a masalva, cabe aconsejar prudencia antes de dejarnos caer, confiados, en sus manos. Porque de ellos, llegado el caso, no sabríamos cómo defendernos. ¿Verdad?

0 comentarios