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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Ingenieria para Abogados y Economistas. Medio ambiente (Anexo sobre Contaminación agrícola.2)

A nivel global, la agricultura de regadío representa el 17% de todas las tierras agrícolas, y produce el 36% de los alimentos, aunque entre el 80 y el 90% está concentrado en los países en desarrollo, que son los abastecedores de la despensa mundial. 

El desplazamiento de la producción agrícola de los países ricos a los países pobres no es baladí: los márgenes de beneficio para los productos hortofrutícolas son muy bajos, reclaman gran intensidad en mano de obra escasamente remunerada y el desarrollo tecnológico ha combinado la atracción de la ciudad con el simultáneo abandono del campo, que es visto como un valor paisajístico pero sin prrecio real en el mercado y, por tanto, sin interés para la propiedad privada

Desde la perspectiva ambiental, la situación es nefasta. Como en otros sectores, los países tecnológicamente menos avanzados carecen de recursos, preparación, legislación y medios de control para reducir el impacto de ese crecimiento agrario forzado por la necesidad. Se producen, así, fenómenos de eutrofización (crecimiento de algas anormal en las aguas superficiales), contaminación por nitratos de los acuíferos (asociada frecuentemente a la aplicación de fertilizantes orgánicos, es decir, de estiércol) y envenenamiento progresivo por fósforo del suelo agrícola.

El tratamiento de las aguas contaminadas es, además de costoso, complejo y exige el diseño y gestión de los equipos es tarea multidisciplinar y muy vinculada a la experiencia práctica, pues incorpora, tanto para la concepción como para abordar posteriormente con eficacia los problemas diarios, fórmulas empíricas, conocimientos biológicos y fisicoquímicos, además de implicar un desarrollo técnico continuado, para acomodarse a restricciones siempre crecientes de calidad y exigencias de control.

La cuestión aún sin resolver en España respecto al aprovechamiento óptimo de las aguas fluviales, en la idea de paliar la desigualdad natural entre la España seca y la húmeda y, dentro de los ríos que vierten a la cuenca mediterránea, aprovechar el caudal de Ebro, que discurre íntegramente por territorio español, para trasvasar una parte de sus aguas para compensar las deficiencias de agua de riego en otras zonas con mayor insolación, es un tema de política territorial, pero el análisis de las opciones técnico-económicas pone el énfasis sobre la necesidad de no perder la visión general.

En cierto modo, es una situación similar a la que se ha planteado (y mal resuelto, en mi opinión) en cuanto al mantenimiento de las subvenciones al carbón astur-leonés, del que han resultado beneficiados, no solo los mineros y sus familias (con sustanciales efectos inducidos sobre estas regiones). Porque existen opciones técnicas válidas -la desalación y el trasvase son las que han centrado la polémica- pero lo que no puede ignorarse es el coste de las medidas, los beneficiarios de las mismas y, también, quienes son los principales perdedores de la decisión que se adopte. La repercusión ambiental de las medidas es, dentro de esa evaluación general, un elemento que no puede ser ignorado.

Poner en valor agrícola una Ha. de terreno árido supone aproximadamente aportar al suelo diariamente unos 25 a 30 m3 (aproximadamente, el consumo anual de una familia para su uso doméstico), es decir, 8 Dm3/año. Aún a riesgo de ser redundante, y redondeando, 400 familias consumen el equivalente anual a una Ha. agrícola. Visto de otra manera, si el agua residual fuera aprovechada íntegramente para regadío, una población de 40.000 habitantes, proporcionaría la forma de cubrir la producción agrícola de 100 Ha., consiguiendo valores añadidos al terreno que, dependerán de la selección óptima de los cultivos, pero que pueden significar la solución al abastecimiento de esa misma población.

Los problemas de gestión derivados de la calidad de las aguas de riego han sido tratados ampliamente por la literatura especializada. Aquí bastará apuntar que pueden agruparse en cuatro categorías; salinidad (relacionada con los sólidos disueltos en ello y con reflejo sobre la conductividad eléctrica de la misma), toxicidad de determinados iones (principalmente, cloro, sodio y boro, acentuada por la evotranspiración), la velocidad de infiltración al terreno (dependiente de la permeabilidad del suelo,pero no exclusivamente, y que se ha relacionado empíricamente con la concentración de socio, calcio y magnesio, siendo directamente proporcional a la primera e inversamente proporcional a la raiz cuadrada de la semisuma de los segundos), y a la aportación de nutrientes, de los que el nitrógeno y el fósforo se llevan la palma.

 

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