Ingenieria para Abogados y Economistas. Cómo generar empleo sin destruirlo (y 2)
Durante los años 2010 a 2014, España -y la Unión Europea, en general- vivieron un momento de máxima tensión social, debido a la falta de criterios coherentes para contener el deterioro de la producción, por haberse enfocado, erróneamente, las políticas presupuestarias y fiscales a la reducción del déficit público y a incrementar la recaudación, tanto por la vía de los impuestos indirectos como, ya en la fase de 2012 a 2014, con la subida brutal del iva.
No existieron estímulos -ni personales ni públicos- a la generación de actividad y el desempleo alcanzó cotas intolerables para la estabilidad social, pues superó el 25% de la población dispuesta a trabajar y llegó a una mayoria de los jóvenes de menos de 25 años, causando, como efecto colateral, que una parte muy importante de egresados universitarios sin experiencia laboral o escasa -ingenieros, arquitectos, médicos- se marchara a trabajar al extranjero (fundamentalmente, Alemania y el Reino Unido, como paso intermedio para ser enviados a China, India, Irak, Pakistán y Egipto).
Curiosamente, la corriente de colaboración entusiasta con Latinoamérica que se había creado en España en el último tercio del siglo XX y principios del XXI se abortó, a raiz de la inseguridad jurídica de las inversiones en la región, animadas por las expropiaciones de Argentina, Bolivia, Ecuador y últimamente, Brasil. Faltaron los acuerdos bilaterales o multilaterales que hubieran garantizado la rentabilidad de los emprendimientos para todos los agentes, la trasparencia de las actuaciones y, por supuesto, faltó el temor a inmediatas y duras represalias.
Esta situación, contada como si se tratara de un cuento, pero con agudas aristas reales, se derivó del desconocimiento de que los ingenieros, esto es, los técnicos, los creativos -y tanto más en una sociedad tecnológicamente avanzada- son la clave para que un sistema económico no se descalabre. Los economistas y abogados -salvo que tengan una idea genial fuera de su campo profesional, lo que, obviamente, no descarto- deben admitir esa servidumbre: su trabajo se alimenta de la actividad de otros, y en la pirámide de las actividades profesionales, ocupan más bien la posición de depredadores que la de rumiantes.(1)
La generación de empleo en un país descansa en el sostenimiento equilibrado de tres grupos sectoriales:
a) los llamados básicos, que se dedican a satisfacer necesidades en alimentación y cobijo (agricultura, distribución local de alimentos, construcción de viviendas por promotores de la zona), y aquellas empresas que se orientan a proporcionar placer de cercanías (instalaciones deportivas, bares, lugares para relaciones y/o satisfacción sexual, hostelería); en la pirámide de las actividades empresariales (no confundir con la citada anteriormente) son equivalentes a los microorganismos y otros animales de pequeño tamaño: son muchos, comen poco, son imprescindibles para la colonización del suelo.
b) los sectores de gran desarrollo, enfocados a cubrir necesidades de los que proporcionan las satisfacciones de las necesidades básicas, y que precisan fuertes inversiones y que generan, al agrupar negocios interlocalidades, concentrando la producción en alguna de ellas, estructuras de personal grandes, en la búsqueda, sobre todo, de la facilidad del control y, en menor grado, la eficiencia). En la pirámide de actividades, esta fauna de animales superiores se divide esquemáticamente, entre herbívoros -viven en manadas- y carnívoros -actúan en solitario-; y
c) los sectores de nueva orientación que, con apoyo en nuevas tecnologías, permiten realizar con mayor eficacia parte de las actuaciones de las empresas y grupos que se dedican a las actividades abarcadas en el apartado b) anterior y, en igual medida desestabilizadora, favorecen nuevas agrupaciones de tipo b) entre los comercios y establecimientos que se dedican/dedicaban a trabajos enmarcables en el tipo a). En la pirámide actividades, se encuentran, algunos carroñeros de los cadáveres provocados por la extinción de empresas fallidas, pero se generan nuevos organismos y animales de pequeño tamaño, especializados en aprovechar los nuevos hábitats.
Cuando se plantea una crisis de producción (generada, típicamente, porque alguno de los componentes del grupo b) ha provocado una burbuja con su crecimiento excesivo, y es incapaz de sostener su rentabilidad y la deja explotar, después de un período de huída hacia adelante, en el que ha falseado, típicamente, sus cifras de negocio para conseguir subvenciones públicas, amenazando con despidos masivos en otro caso), el sistema se tambalea, si no ha sido capaz de crear en sectores de nueva orientación tipo c), nuevas estructuras eficaces.
Es verdad que toda crisis se acaba solucionando (con masacres, revoluciones, reducciones de consumo, invasiones, guerras, etc.) y, en este sentido, tiene perfecto encaje la frase del presidente español Sr. Rajoy por la que promete que la crisis pasará, aunque no puede garantizar cuándo. Pero el verdadero asunto es reducir el alcance de la crisis y aprovechar rápidamente las oportunidades para salir de ella. Y eso, queridos economistas y licenciados en derecho, solo se consigue desde el ingenio (2)...que no siempre estará del lado de los ingenieros, pero hay una mayor probabilidad de que se encuentre cerca de algunos de ellos.
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(1) No importa que algún lector crea que estoy llamando, indirectamente, cornudos a los ingenieros. La mayoría de los egresados en las escuelas de ingeniería son, si mis datos son correctos, mujeres. Y, en cuanto a la distribución de cornamentas virtuales entre varones, doy por supuesto que el reparto será el de una distribución normal, independientemente de la profesión.
(2) Me gusta mucho la palabra inglesa: ingenuity; que no es ingenuidad, como suelen traducir, a la carrera, los malos intérpretes, sino imaginación.
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