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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Ingeniería para abogados y economistas: Métodos mineros de extracción

Ingeniería para abogados y economistas: Métodos mineros de extracción

Son numerosos los términos que la minería, sobre todo, la subterránea, ha prestado a la economía para el análisis y tratamiento de sus crisis.  

Enumero, a título solo de ejemplo, algunos de esos términos: saneamiento, ley, beneficio, ganga, tajo, sostenimiento, avance, derrumbe, rescate, explosión controlada, extracción, detritus, pureza, rendimiento, falla, aliviadero, ventilación, lavadero, corta, tajo, hundimiento, colapso, etc.

Creo que la razón proviene de que ambas técnicas tienen bastantes puntos en común, y el lector encontrará, además de los que enumero a continuación, muchos otros.

A saber: son imprescindibles, mientras no se encuentre otro procedimiento para mejorar la calidad de vida; tratan de extraer (bien sea consecuencias o minerales) lo que está oculto; tienen, por ello, bastante de intuitivo y experimental; tanta indeterminación se acompaña de fórmulas empíricas y alambicados razonamientos, ideados, sobre todo, por los que no han pisado nunca una mina ni invertido jamás en una empresa; la economía y la mina son emprendimientos que han dado nacimiento a grandes fortunas, pero también han provocado estrepitosos descalabros; si se quiere ganar dinero, hay que salir del agujero;...(1)

En esta parte del Manual para AES, no hablaremos de rescate, sino de algunos modelos de extracción de minerales o rocas empleados por los ingenieros profesionales del sector, que son los ingenieros de minas especializados en el laboreo.

Como no pretendo aquí dar una clase teórica sobre minería, sino solo concentrarme en algunos ejemplos que puedan ser de utilidad para quienes se dedican a la economía y al derecho, me detendré, ante todo, en presentar sucintamente cuatro de los métodos de extracción de recursos básicos en minería: la explotación a cielo abierto, el avance por galerías o por cámaras y pilares, el arranque por testeros y el desprendimiento por derrabe o soutirage.

Por el primero, se consigue la extracción de la roca o el mineral avanzando de arriba abajo, y siempre en superficie (de ahí la expresión "a cielo abierto", que no es una invocación religiosa), procediendo de forma escalonada, haciendo el hoyo cada vez más amplio, en rampas. Con ello, se mantiene constantemente visible la zona de trabajo, aunque no es anormal tener que separar las partes mineralizadas o las rocas más valiosas, para lo que es preciso realizar operaciones de selección -machaqueo, estriado, lixiviación, etc-, seleccionando lo útil del material inservible extraído conjuntamente, y que se llama ganga, o estéril, que, en estos casos, se devuelve al terreno, como relleno.

Son escasos los yacimientos y formaciones geológicas que permiten este procedimiento. Los AES, en la vida económica, deben saber que las explotaciones a cielo abierto, es decir, con total transparencia, solo son posibles cabalmente cuando el afloramiento es superficial y la masa útil es de suficiente envergadura. Son negocios que no permiten grandes beneficios, pero son muy seguros, mientras las existencias de material extraíble -las condiciones que imponen la necesidad- se mantengan.

Resulta, por ello, típico en las empresas que se dedican a los sectores básicos, como servicios de sanidad, educación, gestión de agua, electricidad o residuos, y en la distribución de bienes de primera necesidad.

La explotación ha de ser efectuada de forma sistemática, honesta, cabal, facilitando la entrada de personal y vehículos a las zonas de trabajo, así como la salida del material, acomodando in situ los acopios, realizando las operaciones de machaqueo, selección o estriado de las menas en el mismo lugar en donde la necesidad se produce, y garantizando una total transparencia en cuanto a los costes. En todo caso, y en especial, si se emplearan explosivos (lo que es habitual, pues a menudo hay que vencer resistencias), las operaciones han de ser planificadas y ejecutadas por especialistas, salvaguardando las máximas normas de seguridad y control, prohibiéndose la intervención de aficionados y que se acerquen curiosos, voluntarios o inútiles.

En los procedimientos de cámaras y pilares, la extracción del material útil se combina con el necesario abandono, dejándolas sin explotar, de zonas del yacimiento que sirven para sostenimiento de la mina. Si se explotaran éstas, la mina se derrumbaría, haciendo imposible el beneficio; se podría decir que, en ese caso -que no sería único, pero valga de ejemplo-, la avaricia rompería el saco.

Los AES deben saber que una empresa no puede pretender la obtención del máximo beneficio sin arriesgar la viabilidad de la empresa. Hay que compaginar el afán por lograr la mayor rentabilidad con el respeto a suficientes soportes para que no se vaya todo abajo, avanzando, sí, en la extracción del material útil, pero preparando continuamente los nuevos tajos. Este criterio es de aplicación, por ejemplo, en sectores como el bancario, en el que no se puede pretender extraer el máximo beneficio de los clientes, cargándoles por operaciones que no se corresponden al coste, sin ofrecer, al mismo tiempo, a la sociedad en su conjunto apoyos al crecimiento de las propuestas de nuevos emprendimientos que surjan del entramado empresarial. De otra forma, el sistema colapsaría.

En los procedimientos de arranque por testeros, que son los que se precisan para avanzar en capas verticales o subverticales (más de 45º de pendiente), se extrae, como objetivo, solo el material útil, pero hay que proveer a los frentes de avance (testeros) del adecuado sostenimiento (entibado) para que se aguanten las capas laterales, que se han perforado en lo estéril. Por tanto, mientras se profundiza en lo que es valioso, es inevitable utilizar, además, dos o más galerías sobre la misma capa, una inferior y otra superior que permitan el acceso, y profundizando cada vez a mayor hondura.

Este método de los testeros, que fue muy usado en la minería del carbón astur-leonesa, exige una alta profesionalización a todos los niveles. En economía, es aconsejable, por ejemplo, en los sectores de nuevas tecnologías y en los proyectos de investigación, en los que resultaría de una temeridad rayana en la locura creer que cualquiera vale para ello, o que se está teniendo éxito porque se han conseguido resultados puntuales de forma ocasional, cuando no se ha dispuesto de las medidas de protección y de los procesos de selección de especialistas que proporcionarían la educación universitaria, una eficiente investigación básica y, en general, no se ha conseguido la creación de redes sólidas de creatividad y desarrollo.

El avance ha de ser sostenido, continuo, profundizando siempre más en los conocimientos que se tienen, avanzando, no a ciegas, sino con calicatas y previsones de por dónde deben ir los tiros, que son, en definitiva, los disparos futuros sobre el conocimiento que supone el progreso.

En fin, los procedimientos de derrabe o soutirage (emparentados con los anteriores), utilizados en capas delgadas y de fuerte pendiente. implican que se provoca el desprendimiento de toda la masa útil, abandonando progresivamente la explotación, que queda inaccesible para el futuro, para recoger luego el material en puntos inferiores, disponiendo para ello -como también en el caso anterior- de galerías de extracción, que permiten evacuar prontamente el material.

Es el método que resulta imprescindible para aquellos sectores en los que se descubre que ya no podrán volver a ser rentables o lo serán ya por poco tiempo, superados por el avance tecnológico, y que, aunque se entienda que siguen siendo imprescindibles para la economía propia, es ya conocido que la pujanza de otros emprendimientos, con mejores calidades y menores costes, obligan a dejar el campo libre a los que vienen detrás, -al menos, mientras aguanten ese ritmo-pues no tiene sentido aferrarse a lo que no tiene futuro, aunque haya tenido muy buen pasado.

Los llamados en una cierta época económica "sectores básicos" encajan dentro de esta categoría de explotación: siderurgia, construcción naval, agricultura familiar a la que acaba faltando suficiente  masa crítica, etc. La aparición de competidores muy activos, debidos a la globalización de los mercados en los que se dispone de mano de obra más barata, gozando de mayor permisividad legal o peor o nula protección ambiental, supone el fin de amplios sectores cuya rentabilidad clásica desaparece, al carecer de los presupuestos que la mantenían en origen.

En esos casos, es necesario olvidarse de recuperar lo perdido. Es posible que, durante algún tiempo, se puedan trasladar los conocimientos adquiridos a los países en desarrollo, pero ha de tenerse presente que la situación no será duradera. Es preferible, por ello, concentrarse rápidamente en nuevas vías que resulten apropiadas, iniciando la explotación económica en otros lugares, de otros materiales, e importando los materiales cuyo valor añadido ya no se puede lograr con la producción propia, puesto que seguirán siendo necesarios, manteniendo, únicamente, como medida de prevención y salvaguarda, algunas referencias en el sistema productivo nacional.

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(1) 

Son, ya lo digo, muchas las coincidencias: la experiencia enseña que hay que confiar más en lo que opinan los viejos que los estudiosos; hay que estar siempre atentos a los posibles colapsos del sostenimiento (casi siempre fortuitos, pero relativamente frecuentes); quienes no han conseguido ponerse a salvo al notar los primeros síntomas de caída del sistema, quedarán atrapados y lo van a pasar muy mal; los de fuera elucubrarán, tanto si son o no expertos, sobre la mejor manera de salvarlos, y los allegados gritarán y llorarán, pero las soluciones son escasas, caras, duras y solo vendrán de la mano de quienes se arriesguen a meterse dentro del agujero y sacar a los accidentados, ojalá que aún vivos, para lo que es fundamental que se mantengan en actitud lúcida, participativa y serena.

(2) La fotografía (trucada solo en la pancarta) corresponde a una protesta de un centenar de personas -finales de 2011-, que solicitaban que no se concediera permiso de exploración a una empresa colombiano-canadiense en Santurbán, Colombia, al parecer, interesada en realizar investigaciones para analizar la presencia de oro en ese páramo. Su lema era: "No a la minería, sí a la vida". El gobierno colombiano negó que tal solicitud hubiera sido cursada, pero las fotografías -relativamente sugerentes- aparecieron en toda la prensa.

Aunque no consta en las crónicas, no descarto que el corderillo de la foto haya sido saboreado en una posterior pitanza (lo que no sería óbice a la reivindicación, pues hay filósofos que entienden que se puede ser nudista, antiminero y antieconómico, pero gustar de la carne, y de todas cuantas comodidades se relacionan con el buen vivir).

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