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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre cabezas de ratón, colas de los leones y otros animales

En las grandes ciudades, en donde la competencia es desde el principio feroz, los educandos toman rápidamente consciencia de sus limitaciones. Siempre hay alguien más listo que iuno, más rápido, más guapo, que toca mejor el clarinete o que es más hijo de papá que todos los demás juntos. Por eso, el sentido de lo gregario se desarrolla primero y los infantes se afilian rápidamente a algún grupo para tener señas de identidad y defensa: valen los skin heads, los devotos del Getafe o del Espanyol o los seguidores de Sakira.

En las pequeñas colectividades, las cosas van de otra manera. En el pueblo, el que lanza la piedra más lejos ya es figura local entre los críos; y cada uno encuentra, más o menos, un lugar: mejor pescador que nadie, las caza al vuelo, no hay quien le tosa al dominó o se las lleva de calle. Esta situación tiene especial interés cuando permite dotarse de un cierto músculo y una seguridad antes de que los alevines locales salgan a buscarse la vida fuera. Se ha protegido así a los hijos generados en ese cultivo pueblerino, mientras crecen y se hacen mayores, permitiendo que se individualicen.

Las regiones españolas están llenas de cabezas de ratón: políticos, empresarios, profesores de universidad y de instituto, atletas, articulistas, pensadores de salón y otros variopintos personajes que tienen su predicamento en el entorno, pero que son desconocidos fuera de él. Las grandes ciudades españolas están plagadas de colas de leones: aduladores, copistas, seguidores de ideas de otros, militantes de fotocopiadoras y me da usté su permiso, etc.

A veces tienen ocasión de encontrarse cabezas de ratón y colas de león, junto con los otros animales que componen la fauna ibérica imaginaria: buitres carroñeros, águilas imperiales, linces en peligro de extinción, lagartijas, sapos, puercoespines y peces bobo.

Lo más curioso es que, si son analizadas con cuidado, puede advertirse que la mayoría de las cabezas de león han sido alguna vez cabeza de ratón, transplantada a un entorno desconocido y que han sabido trasmutarse para su supervivencia, apoyándonse en la seguridad que les dieron de niños en el pueblo.  

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