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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la OTAN, una sesentona gordezuela

El mando de la comandancia de la OTAN está siendo ejercido por el almirante estadounidense James Stavridis que, en su reciente discurso de toma de posesión, habló de este organismo creado en 1949 -y del que el Presidente Eisenhower fue, en 1951, su comandante- , caracterizándolo poéticamente como un puente para "definir y mantener los valores y libertades de los países miembros en medio de las rápidas corrientes de la Historia".

El Secretario general aliado (segundo en la escala de mando) de este peculiar ente, el holandés Jaap de Hoop Scheffer, estuvo de acuerdo, por supuesto con esa metafórica descripción. En primer lugar, porque le queda poco tiempo de ejercer  el puesto.

Y después, porque la idea de los puentes le resultaba conocida. El presidente Obama en Berlín dijo en 2008 que "había que crear nuevos, globales y amplios puentes que deberían ser tan fuertes como la alianza atlántica y adecuados para soportar las cargas futuras crecientes" (traducción del alemán del estupendo artículo de Josef Braml, Im Westen nichts Neues, ApuZ, 15-16/2009)

La cuestión principal no está en la filosofía, sino en la práctica. Hay que concretar, y muy bien, para qué sirve en este momento la OTAN. Un mecanismo lleno de teoría, al que España entró después de una polémica refriega interna, traducida en una campaña electoral, durante la que el PSOE cambió, su posición de partida, contraria a la inclusión en una organización que se juzgaba inútil, armamentista e instrumento de actuación exclusivamente norteamericano.

Convertida, por una parte, en un foro en el que se ha dado cabida a casi todo el mundo, en especial, desde el desmembramiento de la URSS, las actuaciones de la OTAN, con unas fuerzas militares escasas y de preparación y armamento discutidos, se vieron envueltas en dura controversia, sobre todo en la última década.

Su poder de intervención limitado obliga a una clarificación de objetivos, que deberían ser actualizados, y un adelgazamiento de su estructura. Porque los peligros actuales no son los mismos que se pretendió conjurar con su fundación, pues, en particular, el riesgo de ataques islamistas radicales, no protagonizados por Estados sino por grupos terroristas, ha sido confirmado dramáticamente, y varias veces, desde el 11 de septiembre de 2001.

El Consejo de Seguridad de la OTAN, por otra parte, ha quedado deslegitimado al autodefinirse como "el único organismo" que puede aprobar inmiscuirse militarmente contra un Estado soberano, que no había atacado a ningún vecino, y que se encontraba en una situación de guerra civil .

Ese precedente de "intervención humanitaria" en 1999 en Kosovo, con el veto ruso, y que según opinión de los expertos, fue la causa y no el antídoto a la guerra de los Balcanes, se ha visto complementado con otras actuaciones en las que Estados Unidos ha forzado a sus aliados a intervenir en defensa de intereses norteamericanos, o ha obviado o menospreciado las reticencias de aquellos.

Las actuaciones en Irak fueron vistas, por ejemplo, como una rotura de consenso por parte europea, y un golpe bajo a la solidaridad internacional.

Hoy dia, la retirada anunciada por el Presidente Obama de las tropas en Irak -al estilo "iluminado" del Presidente español R. Zapatero- y el recrudecimiento de la mala situación en Afganistán abren nuevas incógnitas acerca de los objetivos reales que puedan ser atribuibles a ese mecanismo, hoy por hoy, de naturaleza insostenible, sin modicar su concepción original.

Lo difícil es poner el cascabel a ese gato, controlado como un instrumento más de la política experior de Estados Unidos y en el que la Unión Europea es un comparsa desorientado, y en el que, la desigual intervención de sus diferentes países -Alemania en especial- ha motivado protestas, aún tímidas, sobre el papel que debería tener cada miembro de la alianza

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