Sobre las vulnerabilidades del garantista
El escenario será global, pero los actores son particulares. A nivel de Estado, como no todos se avienen a jugar con las mismas reglas, aquel que, de forma unilateral, porque así se lo impone el sentido ético de su ciudadanía al establecer un marco democrático y garantista con el que juzgar a todos, los propios como a los extraños, es más vulnerable.
¿Suena a verdad incómoda? Pues así son las cosas. Hablamos de terrorismo y de la mayor impunidad para cometer actos delictivos. El enemigo de nuestra tranquilidad, aquel al que le apetece disfrutar de nuestras propiedades y bienes, no viene hoy con las banderas desplegadas, no se le ocurre declarar abiertamente una guerra santa, no pertenece a una estructura organizada.
Hemos escrito en otras ocasiones acerca del poder de las multinacionales, o sobre las desigualdades de manejo de los resortes del mercado, o sobre los Estados dominantes y los comparsas en el panorama internacional. Hoy no nos referimos a esta situación, sino a quienes preparan sus actuaciones, a sabiendas de su debilidad, al margen de la ley y del respeto a cualquier norma, utilizando toda la fuerza de que son capaces para conseguir sus objetivos. Son el "enemigo difuso" de nuestra tranquilidad.
No tienen problemas en infringir cualquier barrera, llegado el caso, pero saben muy bien que, si, por su mala suerte, son apresados, se verán amparados por las garantias de un Estado de Derecho. Están en guerra con nosotros, y nosotros, puesto que no tienen entidad para ser considerados enemigos, les otorgamos protección a sus derechos como lo haríamos con cualquier otro ciudadano.
"Hacemos partícipes a nuestros oponentes de los derechos y de las garantías de que disponen nuestros ciudadanos. Tenemos modelos garantistas (en las actuaciones de nuestros militares en el campo internacional) más propios de una acción judicial. Y hasta que no modulemos mejor el derecho a aplicar, estamos echándonos encima una vulnerabilidad".
Lo dijo, en una brillante alocución de apenas 20 minutos, el vicealmirante español Juan Francisco Martínez Núñez, -también físico y matemático- , una mente lúcida en temas de estrategia militar, como dejó patente el 25 de mayo de 2010, invitado por la revista Jurídica Militar, con el tema "Las Instituciones ante los retos del Siglo XXI. Una visión desde las Fuerzas Armadas y el Poder Judicial".
El encuentro constituyó una ocasión de oro para practicar lo que se echa de menos en este momento: el intercambio distendido de ideas y reflexiones entre profesionales con altas responsabilidades en diversos campos, que, precisamente por gozar de criterios claros y experiencias concretas no tienen problemas en expresar lo que creen que habría que hacer para mejorar lo que tenemos y lo que es necesario defender para no perderlo.
En este caso, entre magistrados y militares de alto rango (además del ponente citado, el Presidente de la Sala V del TS, Angel Calderón, y el magistrado de la Sala I, José Ramón Ferrándiz y el Director de la Revista Jurídica Militar, José Alberto Fernández Rodera, magistrado él mismo de la Audiencia Nacional).
Un regalo para quienes aprovechamos la ocasión de estar allí, en el marco especial de la Gran Peña (Gran Vía, 2, Madrid). Porque para poder tomar decisiones, para decidir si se está o no de acuerdo, hay que conocer los argumentos de los que están confrontándose a diario con la realidad que otros pretenden tal vez estar planificando desde los despachos. La cuestión merece, por supuesto, una reseña más amplia, a la que dedicaremos posteriores comentarios en este Cuaderno.
0 comentarios