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Al Socaire de El blog de Angel Arias

A espaldas de Doña Manolita

A espaldas de Doña Manolita

Desde principios de diciembre -e incluso antes-, en los aledaños de la Puerta del Sol de Madrid, se forman dos grandes colas, formadas por gentes ansiosas, venidas incluso de lejanos lugares, que esperan cumplir su deseo.

Aunque las movilizaciones tienen que ver con la Navidad, sus propósitos son diiferentes. Para unos, el objetivo es dar una vuelta en torno al Belén que se instala por estas fechas en el Palacio de Cibeles, sede actualmente del gobierno regional madrileño. Este año, bajo el cobijo de la sala de Cristal, agrupa figuras cuyo principal autor es el admirable belenista (y escultor) José Luis Mayo Lebrija.

La otra cola se forma a la puerta de la expendeduría de Doña Manolita, un local de venta de lotería que ahora está ubicado en la calle del Carmen, y que regentaron durante muchos años tres hermanas, de la que la mayor -fallecida en los cincuenta del pasado siglo-, Manuela, dió su nombre al negocio. La lotera se hizo famosa porque unos simpáticos estudiantes se encargaron de divulgar la patraña de que los billetes que se vendían en su local tenían mayor probabilidad de ser agraciados.

La idea contra natura de las cosas, prendió. El negocio de Doña Manolita, (propiedad en la actualidad, según el archivo contrastado de mentideros de la villa donde reside la Corte, de D. Juan Luis de Castillejo y Bermúdez de Castro, conde de Cabrillas, título generado por S. M. Alfonso XIII), sigue siendo reconocido como el que más premios reparte de toda España, en competencia relativamente reciente con el de La bruja de Sors, otra idea publicitaria muy bien aprovechada.

Se hace imprescindible poner orden. Las figuras de Mayo sí son una joya: representan escenas llenas de imaginación y gracia, retrotraídas en muchos casos al primer siglo de la era cristiana, allá por Judea y, por tanto, no exentas de ironía: merece la pena hacer la cola.

La probabilidad de que toque a un billete comprado en doña Manolita es la misma que la de que toque a un billete comprado al lotero de la esquina.

Este año, por ejemplo, la lotería de Navidad supuso la puesta a la venta de billetes por valor de 3.300 millones de euros (2.520 millones repartidos en premios: es decir, un reparto en relación 0,76). La administración de Doña Manolita reconoce -a través de su regenta- que ha repartido 15 millones de premios en la lotería de Navidad, por lo que tuvo que vender del orden de 19,64 millones de euros en billetes.

Puesto que la comisión de un lotero en el sorteo de Navidad es del 3,7% -llega al 5% en otras ocasiones-, en este concreto asunto, ese negocio consistente en mover papeles de sitio ha ingresado unos 600.000 euros con cargo a las ilusiones de los que están contentos de perder, al menos, el 24% de lo que juegan; puede parecer que no es mucho lo que se gana por ser tan famoso, pero -como suele decirse, y esta vez con razón- menos da una piedra...

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