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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la forma de crear empleo del hijo del cristalero

Frederic Bastiat,  en el siglo XIX, en las primeras lecciones de economía para dummies que se conocen, ilustraba acerca de las consecuencias prácticas de que el hijo del zapatero rompiera un cristal del modesto negocio de su padre.

Su análisis esclarecía que, por romper muchos cristales, no se generaba más riqueza ni actividad para una población y ni siquiera el eventual aumento del número de cristaleros venía a proporcionar empleo estable ni bienestar duradero a este colectivo, al empobrecerse la comunidad en su conjunto.

Ha despertado el natural bullicio la afirmación del candidato a presidente del Gobierno en las próximas elecciones generales, Alfredo Rodríguez Rubalcaba, de que "sabía cómo generar empleo". Nosotros, más modestos, afirmamos que sabemos cómo no crearlo.

Y, además de la cita informal de Bastiat, traemos a este Comentario una anécdota que ya tuvimos ocasión de glosar en otra ocasión.

Una familia muy pobre y con muchas bocas que alimentar cuidaba con el máximo cariño a un cerdito que le habían regalado, esperando que adquiriera peso suficiente para sacrificarlo y así superar otro invierno. Quiso la mala suerte que, jugando con él, una de las criaturas lo mató sin querer; después de los lamentos, haciendo de la necesidad virtud, la madre asó el cochinillo y todos se sentaron a la mesa a dar buena cuenta del animal. Entonces, la niña que había provocado inconscientemente la desgracia colectiva, reclamó: "Pra mín, máis, que fun la que o matéi".

Algo nos viene diciendo, desde hace tiempo, como runrún en los oídos, que en esta crisis que tanto nos machaca, han cogido los mejores trozos de lo que se ha podido salvar, quienes más hicieron por provocarla. Y, para más inri, nos sopla encima de este ruido, otro, y es que estamos creando empleos de cristaleros, sin acertar con lo que debe servir para generar actividad sólida, y porqué no, más duradera.

Es muy importante tener en cuenta que el desarrollo económico se produce por la generación de valores añadidos que, o bien la propia economía puede reabsorber, provocando la recirculación y redistribución de esos excedentes entre amplios sectores, de forma que se haga posible la elevación conjunta de su nivel y eficacias productivas o bien se es capaz de canjearlos en los mercados exteriores por productos que resulten más baratos que si se acometiera su producción con medios propios.

¿Es una simplicidad?. Puede parecerlo, pero entonces, ¿por qué no se aplica?. Si subvencionamos productos (no importa si hortofrutícolas, energéticos o electrodomésticos) que podemos comprar más baratos en los mercados exteriores, estaríamos despilfarrando nuestros recursos, aunque generásemos "empleos de cristaleros".

Suponemos, pues, que los dos candidatos con opciones reales de ser presidentes del Gobierno de España (Rajoy y Rubalcaba) tienen claro cómo crear empleo en este país: aumentando la productividad de los recursos -capital y trabajo-, concentrándonos en aquellos sectores en los que tenemos ventajas competitivas, o donde podamos crearlas.

En esencia, se trata de actuar en dos direcciones principales: a) fomentando el consumo interno de los productos de fabricación propia, tanto más cuanto más diversificada se encuentre su fabricación, y b) apoyando, con todos los efectivos, la exportación de aquellos productos en los que estamos generando mayores plusvalías debidas a la productividad, sobre todo, de la mano de obra (es decir, con ventaja sobre el capital, dado nuestro alto endeudamiento); en especial, claro, del sector servicios, y, dentro de él, del turismo y sus relacionados (hostelería, restauración, ocio, etc.).

Ni qué decir tiene que, a medio plazo, el apoyo a estas directrices se sustenta en la investigación y la educación, además de vigilar el ahorro de todo despilfarro, la ausencia de corrupción en las instituciones, y corregir todas las bolsas de inactividad.

Nos gusta mucho el actual estado social, pero no podemos olvidar que debemos estar en condiciones de poder pagárnoslo nosotros mismos, sin acudir a endeudamientos que comprometan el futuro ni a cuentos de la lechera que solo se sostienen por imaginaciones calenturientas-esto es, garantizando que sea sustentable-.

Por eso, hay que estar vigilantes a los que se empeñan en crear empleos de cristaleros como solución a la crisis y, por supuesto, a los que pretenden tener mayor tajada con el argumento de que fueronellos los que acuchillaron la becerra.

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