Hacia la generación distribuída, ¿caiga quien caiga?
El Club Español de la Energía organizó el 22 de junio de 2011 una jornada sobre Generación distribuída de pequeña potencia, en la que los asistentes tuvimos ocasión de conocer las opiniones (y, el caso de la Comisión europea, sus decisiones) de diversos agentes sobre este tema.
También pudimos expresar nuestra propia opinión en un momento del coloquio, y que adelantamos ahora: es imprescindible calcular los efectos económicos de una estrategia de generación formada por un número indeterminado de usuarios que dispongan de instalaciones destinadas a su autoconsumo, pero que, por su naturaleza, resultarán insuficientes para garantizarles un suministro al ciento por ciento fiable y, en consecuencia, no evita la obligación a las empresas eléctricas de mantener un nivel de producción mínimo, pero, en principio muy difícil de estimar.
El problema, además, se encuentra en la necesidad de estimar el coste total para el conjunto del país de una tal filosofía, que obvia la solución al problema central de nuestra economía: conseguir competitividad para nuestras empresas (no las eléctricas, sino todas) y rebajar los costes de producción de energía primaria, pero también los costes de la dependencia exterior derivados de la importación de fuel para el sector transporte, que se mantiene fuera del marco, a pesar de los esfuerzos que quieran dedicarse, aún poco efectivos, al coche eléctrico.
Javier García Breva -Presidente de la Fundación de Energías Renovables- realizó, bajo la forma de Conclusiones, unas muy atractivas consideraciones, con las que estamos de acuerdo casi en su totalidad y que, por ello, utilizamos como guión para nuestro Comentario:
1. La nueva Directiva con medidas para ahorro energético que se aprobó el 22 de junio por la Comisión (y que está pendiente, conforme al procedimiento de codecisión, de su aprobación final por el Consejo y el Parlamento), es bienvenida "porque es la única manera de que en España nos decidamos a hacer las cosas". La Directiva de impulso a renovables, sin embargo, ya contiene las bases para la generación distribuída en sectores urbanos y de transporte (DIR 1009/28 CE), y no se ha traspuesto; tampoco la 2010/31 CE de mejora de eficiencia en edificios. Mal vamos, cuando esta Directiva es indicativa, si no somos capaces de trasponer las obligatorias en plazo. La E4 incluso la sobrepasa, pero como es igualmente indicativa, no ha tenido los efectos deseables.
2. Tenemos necesidad imperiosa de modificar los ratios básicos: elevadas dependencia e intensidad energéticas, altas emisiones de CO2, que siguen creciendo. Las importaciones energéticas suponen un 70% del déficit comercial español, con sus 35.000 Mill. euros/año.
3. La generación distribuída constituye una opoortunidad para mejorar el modelo a otro más democrático, en las ciudades, teniendo en cuenta que 3.500 millones de personas viven en ciudades de menos de medio millón de habitantes.
4. Tenemos excesiva incertidumbre regulatoria, con una gran indefinición en los modelos energéticos, lo que perjudica al país de forma brutal, ahuyentando la inversión (en renavables, en 2010 la inversión ha disminuido en España un 53%, mientras se duplicó en Alemania y aumentó un 38% en el mundo). Las normas españolas son, en realidad, barreras administrativas. El PER, sin ir más lejos, impone cupos, limitaciones y, además, el regulador podrá cambiar el escenario cuando y como desee.
5. La competitividad de las energías renovables está vinculada a los objetivos. El incremento en la generación de renovables es el instrumento para que se reduzcan las emisiones de CO2 y se mejore la aportación al PIB, reduciendo importaciones.
6. Existe un grave conflicto competencial entre las Comunidades Autónomas, que precisa cambios estructurales.
7. Es imprescindible una estrategia a largo plazo (10 a 30 años). Vivimos de la planificación -actualizada, eso sí, año a año- datada en 2002. Los diferentes Libros Blancos redactados no han servido para casi nada. Las administraciones públicas tienen que dar ejemplo al consumidor final.
8. Falta ambición y coherencia en los objetivos. En geotermia, teníamos como objetivo anterior llegar a 3.000 Mw en alta generación y 50.000 Mw de uso térmico: actualmente los objetivos han quedado reducidos a 150 Mw. En eólica marina, existe la impresión de que se está perdiendo una "oportunidad inmensa"; en Europa se desea alcanzar los 40.000 Mw, y en España lo hemos limitado ahora a 700 Mw. Estos cambios de objetivos son señales negativas a los mercados.
9. Se ha dado muy poca importancia a las redes transeuropeas. No se cumple el objetivo de llegar al 10% de capacidad de interconexión propuesto hace 10 años, cuando teníamos el 3%. En el resto de países europeos, las interconexiones pueden ser incluso superiores al 20%.
10. La política industrial permanece en el olvido, con lo que las posibilidades de recuperación se han hecho más difíciles. Se debe unir la política energética con la industrial.
11. Es necesario implantar el concepto de corresponsabilidad en los costes en el sistema eléctrico, que hoy día en España solo son soportados por el consumidor. No se trata de implementar un nuevo impuesto, sino de aplicar equidad y equilibrio a la tarifa, generando estímulos a la eficiencia y al uso responsable, como sería conceder impactos fiscales positivos a los ahorradores de energía.
Excelente síntesis, no exactamente de las ponencias que se presentaron en la Jornada. Más bien han de interpretarse como la reflexión de una cabeza lúcida e informada sobre el panorama energético español, por lo que solo cabe felicitar a García Breva por el esfuerzo de síntesis.
Sería injusto, sin embargo, no referirse también a la excelente organización de la reunión y al trabajo de claridad en sus exposiciones que evidenciaron todos los ponentes, felicitación que concretamos, en representación en Concepción Cánovas del Castillo, presidenta del GT de Energías Renovables del CEE.
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