Sobre los ciclos en la economía, ingeniería financiera y burbujas
Los ingenieros nos negamos a denominar ingeniería financiera a las operaciones matemáticas que, en lo fundamental, arriesgan o juegan con las previsiones del futuro : a) en unos casos, actualizan, otorgándoles un valor presente, los resultados inciertos de una actividad; b) en otros, pactan operaciones especulativas con los valores que se cree tendrán, al cabo de un tiempo determinado, ciertas mercancías.
Para llevar a cabo estos hipotéticos negocios económicos que no precisan más que lápiz y papel en muchos casos, se han perfeccionando fórmulas y siglas cuyo propósito más claro es enmascarar la realidad y complicar el análisis de los datos, de forma que las operaciones resulten opacas y su supervisión, muy difícil.
El estupendo (y algo aburrido) documental Inside Jobs, -de Samuel Ferguson- ilustra de forma muy clara acerca de la conspiración prácticamente sistemática que, con ayuda de la ingeniería financiera, realizan los delincuentes de guante blanco (esos cuya especialidad son los delitos económicos, los más difíciles, no ya de descubrir, sino de imputar y aún más de penalizar), en favor de los que más tienen y, llevados por su avidez -greediness- irrefrenable, más quieren.
Las personalidades de alguno de esos cerebros del delito, y no solo cómplices necesarios, -es frecuente que aquellos a quienes sirven no entiendan, ni se preocupen tampoco de entender, la forma en que sus eficientes directivos atraen dinero para los negocios de los que son propietarios-, ha quedado bien reflejada en el documental.
Aunque los personajes que se presentan en él son norteamericanos, el mismo perfil puede encontrarse en cualquier otro país desarrollado: políticos sin escrúpulos mezclados con compañones inocentes, profesores de prestigio académico dispuestos a dar el salto a la opulencia sacrificando la verdad, funcionarios a los que se les paga por controlar el cumplimiento de las reglas del mercado que, por propios intereses y los de sus mentores, cantan en un sitio y ponen los huevos en otro.
Se puede escribir mucho sobre la situación, repetida una y otra vez en los ciclos económicos y ahora, con los instrumentos que proporcionan la informática y las comunicaciones, reproducible en períodos mucho más cortos, pero la verdad de fondo no cambia: las burbujas son sustanciales al mercado, por razones intrínsecas y extrínsecas.
En lo intrínseco, porque los desajustes entre la oferta y la demanda tienden a ser crecientes, porque los ofertantes propenden a agrupar sus intereses, consolidando o configurando oligopolios, en tanto que los demandantes lo tienen siempre más difícil. En lo extrínseco, porque los que están en la cúpula de la oferta remuneran mucho mejor a sus empleados de mayor nivel, y captan a los más ladinos, reafirmándoles en la rentabilidad de la doble moral.
Protegidos por una maraña inextricable de poderes afectos, falta de escrúpulos, empleados fieles, refugios fiscales y personajes interpuestos, los beneficiados reales de las burbujas no arriesgarán ir a la cárcel, ni siquiera es fácil descubrirlos. Ellos tienen las manos limpias, son inocentes. Por supuesto, nada perderán, al estallar la burbuja, pues sus fieles empleados, habrán recogido los resultados del espectáculo financiero que han generado.
¿Se imaginan cuál es el núcleo duro en donde refugian sus riquezas? ¿En empresas de nuevas tecnologías, en investigación, en desarrollo? No sean Vds. inocentes.
En bienes inmuebles, en terrenos, en edificios, en materias primas. En lo que será siempre necesario.
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