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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Hacia un nuevo modelo económico, pero ¿cuál? (y 3)

(El lector interesado en adquirir la visión completa de lo expresado en esta serie de 3 Comentarios, debiera leerlos por el oden en que han sido presentados).

3. En un escalón inferior, aunque con imbricaciones en los anteriores, especialmente en el relacionado como segundo grupo, se encuentra un ya numeroso conjunto de empresas en actividades productivas, de transformación y de servicios, con orientación clara hacia los mercados locales, y en los que tratan de conseguir las mayores cuotras de mercado posibles.

Estas empresas, cuyos centros de decisión son, -en el contexto europeo-, fundamentalmente alemanas y francesas (pero también cuentan con representantes cualificados de casi todos los demás países, si bien con especializaciones, en general, resultado de la evolución histórica), han ido apoderándose de los mercados de distribución de productos agroalimentarios y de consumo, así como de casi todos los sectores de ocio, de la moda, del arte, de la cultura, en general.

La fórmula ha sido sencilla: ahogar con bajos precios circunstanciales a los líderes zonales y adquirir un músculo mínimo adquiriendo empresas de tamaño intermedio, para, conseguido una cuota sustancial del mercado, fijar márgenes alterando a voluntad los precios de venta del miz de su oferta, para que ni la competencia ni el consumidor tengan fácil la comparación.

Tenemos algunos ejemplos (muy pocos) de "empresas españolas" que están jugando sus cartas en esta división, si bien, al analizar en detalle los retornos reales de las cifras de ventas en relación con las de producción, la valoración puede no ser tan optimista, ya que han ido desplazando, forzadas por los costes crecientes de la fabricación local, sus centros de fabricación hacia países en donde el proceso es más barato, subcontratando allí la mercancía de acuerdo con las amplias posibilidades que ofrece una demanda lanoral creciente, y, sin olvidar, por supuesto, en el análisis, que los escrúpulos decaen ante la necesidad de subsistir y siempre se pueden adornar con informes y memorias de sostenibilidad y preocupación ambiental.

En el sector agropecuario, base, sino de la economía, si del empleo autónomo, en un país tradicionalmente agrario como España, los efectos han sido letales. Los grupos de producción y distribución locales, tanto en los sectores lácteo, como ganadero, han sido absorbidos por los grandes del sector, y los precios de compra han forzado al pequeño productor a vender a bajo coste, generando situaciones de explotación que los aproximan a un nuevo lumpen proletariat, además de haber provocado la desertización, por abandono, del campo.

Los comerciantes locales, incapaces de competir con las grandes cadenas de distribución, han desaparecido. Solamente los neo-empresarios orientales, con un concepto de negocio peculiar, con empleo y dedicación familiar, asumiendo horarios, cargas de trabajo y pretensiones económicas incompatibles con el estado de bienestar que presuntamente habíamos creado, han podido establecer una red de comercios cuyas características son bien conocidas (largos horarios, bajos salarios, productos a muy bajo precio y mala calidad, precios basados en aprovechar la oportunidad o la necesidad, etc.).

4. Ya avanzando hasta llegar -casi- a la base empresarial, se encuentra toda una multitud de empresas y actividades de autónomos (también clandestinas, irregulares o inconfesables) que conforman el dinamismo heterogéneo, vital, del magma de la estructura económica del país.

Todo un conjunto variopinto, no fácilmente clasificable -aunque existen, por supuesto, órdenes posibles, categorías, ramas...- de respuestas para cubrir necesidades de los seres humanos de la colectividad, o inventarlas. Son empresas, en su inmensa mayoría, de menos de 20 empleados, que dependen del esfuerzo, a menudo descomunal, de sus creadores, autoempleados generalmente en ellas, y que luchan por subsistir, frente al mercado, las adversidades, siempre con la esperanza -alcanzada en un porcentaje que, de divulgarse, sería desalentador- del éxito final.

Se dice, por ejemplo, que para generar 5 millones de puestos de trabajo (que necesita, en relación con la población activa desempleada) la economía española, se necesitarían seguramente del orden de 1 millón de empresarios. Es decir, otras tantas iniciativas singulares. ¿Se imaginan lo que esto significa, en relación con el panorama que hemos dibujado?

Quizá los mismos que han hecho esa reflexión piensan que no cabe esperar generación de empleo de los demás grupos de la pirámide, empeñados en la deslocalización y la reducción de fuerza laboral, a la espera a que las aguas de la crisis se tranquilicen.

Aquí es donde la sociedad civil tiene obligación de respuesta. Porque no se trata de que la necesidad obligue a crear muchos restaurantes, muchos comercios al detall, muchas tiendas de la esquina, o a que emprendedores sin información se empeñen (en sentido literal) en sacar adelante una idea que imaginan les sacará de pobres.

Solo una formación académica seria, una información de oportunidades veraz, una orientación diligente, y esos otros múltiples factores que ayudan a que un proyecto se tenga en pié, tienen aquí valor. Es una lástima que la Universidad, los Centros de Investigación públicos, los foros de creatividad, la comunicación de necesidades y oprtunidades, no jueguen el papel que se espera de ellos.

Porque, en nuestra opinión, hay que reconstruir la pirámide desde abajo, desde la base. Sostener lo que sea aprovechable, imprescindible, útil, y avanzar, como una lanza, hacia arriba, poniendo en claro lo que nos están ofreciendo, y en qué los necesitamos, los grupos que, desde más arriba de la pirámide, nos contemplan como elementos del mercado, como usuarios o compradores potenciales, y no como elemento central de la sociedad, en la que vivimos para ser más felices, no para que nos utilicen en la felicidad de otros.

No estamos en la filosofía de sálvese quien pueda, sino en la teoría de que todos somos parte de la solución y solo unos pocos no están preocupados por el problema.

2 comentarios

Antonio Fumero -

Me parece relevante incidir sobre el cierre de tu discurso: la característica simbiosis de nuestro ecosistema social, que pasa muchas veces inadvertida siendo, sin embargo, fundamental para sostener la naturaleza "autopoética" de la misma como organismo vivo y "viviente".

Es importantísimo afrontar la complejidad del entorno en el que nos encontramos sumergidos; emprendiendo acciones no simplificadoras que nos ayuden a apalancar la necesaria "variedad" que requiere aquella complejidad característica de tal entorno.

Juan Fernández-Aceytuno -

Alentadora exposición, Ángel, que surge de la pantalla como agua fresca.

Por la parte que me toca, creo que hay un cambio esencial que debemos de catalizar ya, y es el de la actitud del directivo con responsabilidades actuales: volver a la ética, los valores y los principios que nos han enseñado en casa son esenciales. La revolución debería empezar por aquellos que no creemos en lo que ahora se considera "éxito"...
Me pone los pelos como escarpias ver un anuncio de una marca de coches de lujo, que pondrá un simulador de golf para que el directivo no se aburra mientras le revisan el coche último modelo, naturalmente pagado por la empresa. ¿Por qué no le ponen delante un profesional en paro y le dedica 30 minutos a reconducir -nunca mejor dicho- su carrera? Nosotros tenemos que dar el primer paso, porque me temo que no podemos esperar a que nadie lo dé por nosotros, porque creo que no lo harán.

Sabes que junto con otros directivos estamos desde hace tiempo buscando ese nuevo directivo, antes persona que trabajador "a sueldo", persona que comparta, que dedique tiempo a devolver a la sociedad parte de lo que ha recibido. No es mucho, pero es un comienzo.

Enhorabuena por hacernos pensar.

Juan