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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la irrupción de la Edad Moderna en el mundo árabe

No tenemos imágenes de la sensación de euforia que, teóricamente, debía haber recorrido, como un caballo victorioso, las huestes medievales constituídas por vasallos, gentes de la gleba, esclavos y vencidos en general, cuando desde nuestra visión eurocéntrica de la Historia, supusimos luego que había comenzado la Edad Moderna.

Lo hemos estudiado en los libros: En el occidente cristiano se asimiló, siglos más tarde, la superación del período oscuro que se asoció a la Edad Media, a la invención de la imprenta, el descubrimiento por Europa de que había otro continente poblado (y más rico) al otro lado de la mar océana, y a otros síntomas que hicieron pensar que quedaban nuevamente abiertas las puertas de la libertad, el pensamiento y el camino hacia la luz que se atríbuyeron al mundo "clásico" greco-romano.

Tenemos, sí, y muchas, las imágenes de los egipciacos celebrando la marcha de Hosni Bubarak el día 11 de febrero de 2011, después de unas agotadoras -y esperanzadoras- semanas en las que una ola de presión contra algunos dictadores del mundo islámico se ha ido gestado, como un tsunami, entre la población, hasta ahora, bastante sumisa.

Una vez más, la fuerza popular ha concretado en la caída de un ditador, mantenido como líder incuestionable durante décadas, la consecución de la libertad. Una sensación de alivio, de victoria, se evidencia en las declaraciones improvisadas, en los gritos y cánticos de las gentes que se reúnen en multitud, para expresar su júbilo.

¿Cómo trasmitir a esa multitud que aún es mucho el camino que queda por recorrer?. Que, después de ese tiempo de catarsis, hay que empezar el trabajo de generar unas estructuras de opinión canalizada, de propuestas de nuevas actuaciones, de selección de prioridades. Hay que aprender a caminar con nuevas directrices, que hay que encontrar y generar, teniendo mucho cuidado de no destruir lo que se haya hecho bien.

Porque también las dictaduras hacen cosas bien. Pero, sobre todo, después de tantos años de permanencia en el poder, un dictador no solamente no ha crecido solo, sino que se ha generado en su torno una gran red de influencias, poderes, servidumbres y vicios. Sus beneficiados están ahí, a la espera de que todo vuelva a su cauce para seguir actuando.

Mientras levantamos nuestra copa, simbólicamente, para celebrar ese logro colectivo de un pueblo amigo, no podemos menos que mirar por el rabillo del ojo, al general Tantaui, un hombre gris y con cara triste, que nos ha traído el recuerdo, quién sabe por qué, de Carlos Arias Navarro, anunciando la muerte de Francisco Franco, el generalísimo.

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