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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre lo que hicieron nuestros coetáneos por mejorar la Historia de Espana

El 24 de septiembre de 1810, en San Fernando (Isla de León), un grupo de delegados, actuando en representación de las provincias españolas, reunidos en una Asamblea un tanto atropellada, decidieron empezar a trabajar para presentar, en corto plazo, una proclama singular, dadas las circunstancias.

España estaba entonces gobernada por José Bonaparte, hermano de Napoleón, al que aquellos patriotas no reconocían, pues preferían a Fernando, que tenía algo de sangre real (era descendiente de Phillipe de Bourbon, duque d´Anjou, un segundón que tomó el nombre de Felipe V e inauguró la rama borbónica para la Monarquía española), y estaban dispuestos incluso a morir en el empeño de traerlo de vuelta.

La Constitución que se gestó en ese período convulso, conocida como La Pepa, porque se promulgó el día de San José de 1812, estaba inspirada en las ideas liberales y defendía la división de poderes, bajo el sistema de gobierno de la monarquía. Tenía muy buen aspecto, y estaba escrita por manos experimentadas.

Cuando Fernando, el rey Deseado, derrotados los invasores franceses, pudo volver a España y coronarse como Fernando Séptimo, una de las primeras cosas que hizo fue derogar aquella Constitución, que recortaba insufriblemente sus poderes subordinándolos a la opinión de los súbditos erigidos en asamblea popular.

Puede no parecer a algunos plenamente justificable que, pasados doscientos años del comienzo de aquella historia, los representantes de todos los estamentos de esta nueva fase de búsqueda del sentido y carácter de la democracia, se reunan para celebrar aquel momento que, si algo de significado tuvo, fue el de demostrar lo difícil que es quitar poder a quien está arriba.

La ocasión actual sirvió, en todo caso, para pronunciar discursos más o menos grandilocuentes, durante los cuales los oradores aprovecharon para alabar a otros de los presentes, que es una forma educada -aunque insolente- de ensalzarse a sí mismos.

De entre todos ellos, destacó José Bono, presidente de las Cortes Españolas en la actualidad -sucesoras, no de las de Cádiz, que fueron disueltas y abominadas, sino de las de la dictadura franquista, que, aunque pese ahora, murieron de muerte natural-. Esto se dice sin desdoro de reconocerlas hijas de la Constitución vigente desde 1978 y que ahora se habla de modernizar, aunque sin saber muy bien por dónde hincarle el diente.

El jefe de los parlamentarios españoles manifestó que, en los tiempos presentes, se había hecho más que en todo el resto de la Historia de España. Lo personificó en el actual monarca, S.M. El Rey Juan Carlos I, aunque reinvindicamos que el la hipérbole, contagiada de pleonasmo, se haga extensiva a todos los españoles.

"Ha hecho Vd. más por España y por la Monarquía que todos sus antepasados juntos" fue, según las crónicas, la frase inspirada de José Bono.

Era hora que alguien nos reconociera lo bailado. Estamos profunda y justamente orgullosos. Proponemos que se hagan pins conmemorativos del bicentenario y que el propio Monarca haga entrega personal del mismo a cada español.

Que nuestros anónimos desvelos alcancen, por fin, la estima de las más altas instancias y pasen a la historia. Bautizo; primer día del Instituto; final del Bachillerato; título de de la FP; primer empleo remunerado; viajes al extranjero; tercer puesto en el concurso de fútbol playa; aquel coche...

Las futuras generaciones van a tener difícil aprender la Historia, con tantos hitos de hechura inolvidable como hemos acumulado en las páginas de lo que, por fin, se ha entendido que es imprescindible que conozca nuestra posteridad. Por suerte, tenemos fotografías y vídeos de casi todos estos momentos.

¡Viva España, viva el Rey, vivamos todos!

 

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