Sobre la predisposición
Unos investigadores suecos y alemanes, utilizando un grupo de 50 voluntarios, han demostrado que existen dos polimorfismos genéticos que, cuando están presentes en algunos individuos afectan a la susceptibilidad para superar el miedo y afrontar las enfermedades.
Es decir, ciertas personas estarían predispuestas a sufrir más que otras.
El asunto es atractivo. En los colectivos, siempre hay alguien que parece destinado a recoger un mayor número de bofetadas. No necesariamente puede coincidir con el que vuelve de la excursión de fin de semana que ha realizado con los compañeros de trabajo, con un tobillo fracturado, o el que deja la maleta olvidada en el hotel y no se da cuenta hasta que se sobrevuela el aeropuerto de la próxima escala.
Tampoco tiene, seguramente, esta predisposición a sufrir con la vocación de la que tanto hemos oído hablar de niños. Pero si, finalmente, se comprueba que existen genes que nos predisponen a sufrir, habrá genes que nos predisponen para otras cosas, y acabaremos convencidos de que nuestro destino está escrito en nuestra naturaleza.
Queda aún mucho trabajo por realizar, sin duda, hasta la incorporación de las características genéticas sospechosas de encauzar nuestras predisposiciones a las tarjetas de identidad. Habría, cuando llegue ese momento, que redactar los Códigos Penales a la medida de cada individuo. El juez de instrucción, antes de meterse en más honduras en la investigación de un presunto delito, se interesaría por saber las predisposiciones, no del culpable, sino de la víctima.
Lo siento, amigo, podía concluir el togado, Vd. estaba predispuesto a sufrir y, sus posibilidades de ser víctima eran altísimas, por lo que la situación actúa de eximente para el presunto culpable. Era Vd. una víctima propiciatoria, amigo.
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