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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los que nos salvarán de la crisis

Los que nos sacarán de las crisis:

No estarán entre los empresarios de entidades que llevan años en suspensión de pagos enmascarada y que defienden el despido libre de trabajadores a los que deben varios meses de salarios, ni entre los sindicalistas que reivindican sueldos más altos y vacaciones más largas sin preocuparse de los números de las empresas y de su productividad y que olvidan que los que más necesitan apoyo son los que no tienen trabajo.

No estarán entre los gobernantes que crean que la salida a la crisis económica está en impulsar sectores subvencionados muy poco intensivos en mano de obra o en mirarse en el ombligo de sus posturas iluminadas, ni entre partidos opositores cuyo principal argumento sea llevar la contraria a cualquier propuesta que venga de los otros, sin incorporar a su discurso las ideas de una sociedad civil cada vez más distante.

No estarán entre los funcionarios que no perdonan por nada del munso su larga pausa de bocadillo a media mañana, protegidos por sus plazas fijas a viento y marea de las crisis, sin importarles que en el mundo real llueva o truene y sin dar importancia a que la cola de ciudadanos esperando a que les atiendan para que resuelvan sus peticiones de información, de varias vueltas a la manzana, o que desaparecen un par de semanas "porque tienen depresión" o, tal vez, alegando que aún tienen pendientes de disfrute varios días de vacaciones y permisos, amparados en que nadie les controla con rigor ni su actividad ni sus rendimientos.

No estarán entre los desempleados sin derecho a cobrar el paro, ni entre quienes nunca han tenido un empleo, ni entre los inmigrantes irregulares ni entre todos aquellos que, necesitados de llevar algo que comer a sus bocas y a las de sus familias, están dispuestos a hacer cualquier trabajo por cualquier dinero en cualquier momento.

No estarán de la mano de quienes se han lucrado con la especulación inmobiliaria, ni con los que ocultan los beneficios que no han declarado al fisco en paraísos fiscales y colchones reales o ficticios, ni surgirán de los corruptos de cualquier naturaleza, ni de quienes sustentan negocios de prostitución, droga o receptación, ni de sus explotados, ni de sus clientes ni de los que toleran su proliferación desde su malejercida autoridad, argumentando que carecen de medios suficientes.

La crisis se resolverá, mal que nos pese, cuando quienes mantienen intactas sus disponibilidades económicas, a la espera de mejores oportunidades crean, que deben, por fin, comprar, antes de que el vecino se aproveche de las ventajas.

La crisis se resolverá cuando los miles de emprendedores que siguen dedicando muchas más horas de las que posee una jornada laboral normal, sin preguntarse por condiciones ni obsesionados por el corto plazo, sin escatimar medios propios ni de sus familias, consigan al fin que sus empresas generen un entramado de clientes y proveedores confiados y solventes, en otros tantos miles de brotes verdes en la economía real, allí donde, a lo peor, nadie está regando apoyos ni atención.

La crisis se resolverá porque millones de trabajadores manuales e intelectuales no habrán dejado de aportar todo lo que saben para que la producción no decaiga, manteniendo en servicio instalaciones que aún no han sido amortizadas, procurando que el coste de los productos sea cada vez menor y la calidad más alta, aún siendo conscientes de que lo que ganan no guarda relación con lo que merecen.

La crisis se resolverá por miles de empresarios, y sus directores y técnicos seguirán arriesgando su dinero, su tiempo y un futuro más apacible, en la realización de sus ideas y de proyectos, a los que dedican cuanto tienen, sin preocuparse más que por hacerlo cada vez mejor.

La crisis se resolverá gracias a los investigadores, maestros, funcionarios, jubilados, intelectuales, políticos, independientes, amas de casa, técnicos, médicos, etc., etc,  que se concentran cada día en su trabajo, haciéndolo lo mejor que saben y pueden, sin emplear lo mejor de su tiempo en lamentarse por lo mal que están las cosas.

La crisis se resolverá debido a los bancarios y banqueros que olviden el beneficio a corto plazo, la especulación, las matemáticas financieras que consumen hoy el rendimiento futuro que no tendremos, y apoyen los proyectos serios, impulsados por profesionales competentes y en sectores necesarios, no en fantasías empapeladas en oropel y colores engañosos.

La crisis se resolverá, desde luego, porque necesitamos seguir viviendo y, para ello, tenemos que consumir y, preferentemente, consumiremos lo que más nos gusta. Y, si además, ayudamos al vecino a sostener su negocio, en lugar de comprar lo que necesitamos en la multinacional cuyo dueño carece de cara y ojos, mejor.

 

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