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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre los faltantes alambritos

Sobre los faltantes alambritos

La opulencia que hemos vivido hasta que la crisis nos enseñó sus orejas de lobo, ha situado en primera línea la importancia de los "faltantes alambritos". Y la inercia sigue dándoles cancha, porque se han convertido en un alibi, una excusa socorrida para justificar la incapacidad de los supuestos expertos para arreglar con ingenio el pequeño fallo de un cacharro estropeado y elevar el problema a una categoría muy superior y, por supuesto, mucho más cara.

La teoría del faltante alambrito que obliga a cambiar toda la pieza en donde el pequeño elemento de acero cumple una función de sujeción se encuentra en la vida diaria a montones. ¿Qué el faro de su automóvil ha quedado descorregido en su posición por culpa de un faltante alambrito? El concesionario de la marca le informará que tiene que sustituir todo el bloque, porque los alambritos de marras no se entregan por separado. Por supuesto, ni se le ocurre plantear que ha dado instrucciones a su mecánico de que fije la pieza con un alambrito construído ex profeso por él para el caso.

Lo que podría solucionarse en un par de minutos y sin coste se convierte en una espera de semanas por el bloque, una operación de montaje de varias horas y un gasto -para Vd.- de quinientos euros. Vamos, lo que vale el coche.

Faltantes alambritos surgen por doquier: son la marca de la casa de los países ricos y de la incompetencia y falta de saber de la mayoría de los habitantes. Se han instalado tanto en el plano físico como en el metafísico. En el sector del automóvil, de los electrodomésticos, de la telefonía, de los ordenadores. "Es necesario sustituir el módulo entero". "Ya no se fabrican de ese tipo, hay que cambiarlo todo" "Le aconsejo que cambie el aparato, desde hace dos años no hay asistencia porque la casa ha cerrado".

En estos casos, uno mira hacia países como Cuba, en los que se ve a gentes con matrícula de honor en ingenio y reparación casera, poniendo los faltantes alambritos. Parece que la cosa funciona, además. Tienen la fuerza de sonreir enseñando los dientes al mundo desarrollado.

Ah, sí. Casi se nos olvidaba remarcarlo. En el mundo de las ideas también se nos han colado las teorías de los faltantes alambritos. ¿Hay que reducir costes? ¿Hay que adaptar la Directiva de Servicios para permitir la libre contratación de profesionales en la Unión Europea? ¿Hay que liberar a los marineros del Alakrana? ¿Hayqué?

(Explicación de la fotografía: Corresponde al alambre de sujeción de una de las bombillas de un faro delantero de un Rover 75. En la concesionaria Kia, de Madrid, indican al propietario que no es posible reglar correctamente el faro porque se ha roto o perdido este adminículo. Será necesario reponer todo el módulo del faro, que hay que pedir "a la casa", y que tardará un par de semanas en ser servido; el coste rondará por los 400 o 500 euros. El propietario del vehículo acudió a un taller de Madrid, regentado por un diligente peruano, que recogió varios de estos alambres en un taller de desguace y lo colocó sin ningún problema en un par de horas (hubo que sacar el parachoques para colocar correctamente la piececita), a cambio de "la voluntad": 25 euros. No harán falta más palabras)

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