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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la liberación de los pescadores del Alakrana

Cuando se apresó a los dos piratas que -por razones aún no explicadas- se apearon del Alakrana, -en el que iban secuestrados 36 pescadores, a los que se estaba conduciendo a algún lugar de la costa somalí-, ya lo escribimos: mejor liberarlos de inmediato.

Está ahora perfectamente claro que los 36 marineros son rehenes en un doble sentido. Son, desde luego, elemento de presión para los piratas que -igualmente por procedimientos no explicados- utilizan su cautiverio para "negociar" su liberación con el armador (y las autoridades españolas).

Pero esos marineros han pasado a ser rehenes también del Gobierno español, puesto que su seguridad, que no estaba ya garantizada -no podía estarlo en manos de unos secuestradores que los estaban utilizando como elemento de chantaje- se ve ahora mucho más complicada. El Gobierno, que por esos tejemanejes del estado de derecho, no puede liberar sin más a los somalíes, ha colocado una llave adicional sobre el cuello de los marineros del Alakrana: ha puesto más difícil su rescate. Ergo, es también su secuestrador. 

La posición de los piratas no ha quedado más debilitada, al contrario. Contiene un elemento nuevo de presión: Quieren el dinero del rescate y, además, la liberación de los dos miembros de su grupo. ¿Qué tienen a cambio?: El Alakrana y las vidas de sus 36 tripulantes, un botín de valor incalculable.

El problema que tiene el Gobierno y que, por supuesto, entienden bien, sino los piratas somalíes, sí los que negocian en su nombre, a cambio, estamos seguros, de un porcentaje del rescate, es que la liberación de los dos piratas no depende de él mismo, sino de la Justicia, un poder independiente. No solamente independiente sino que formado por algunos jueces cabreados.

Tenemos, por tanto, una negociación complicada, en la que hay muchos interlocutores: Armador, gobierno español, tribunales de Justicia, piratas somalíes, abogados británicos. Y la presión de los familiares de los marineros, al menos de los españoles. Los familiares de los thailandeses y birmanos, así como la mamá del joven somalí (que sigue diciendo que tiene 16 años) no cuentan.

Como la situación no puede prolongarse indefinidamente, y para ayudar al Ministro Moratinos que, como portavoz del Gobierno  ha declarado, que "se está trabajando activamente por encontrar una rápida solución jurídica", nos permitimos enumerar las únicas soluciones válidas al caso:

1. Solución tipo Estados Unidos: Dejarse de pamplinas y enviar a varios helicópteros de combate con militares de élite. Arrasar el campamento de los piratas y liberar a los marineros. Es posible que, entre los fallecidos se encuentren algunos marineros.

2. Solución tipo Somalia: Se pacta el canje, secuestradores por marineros; la operación se llevará a cabo en aguas internacionales, a las que se conducirá el Alakrana; un agente llevará el dinero; cuando los secuestradores se vayan con el botín, las bolsas explotarán, gracias a una bomba de control remoto.

3. Solución tipo Sarkozy: Se envía a Da. Letizia a negociar con los piratas. Cuando estén distraídos, se cambia a los marineros por soldados de élite. Ya con la Princesa de Asturias de vuelta a Madrid, y los marineros amordazados en Bermeo para evitar que hagan todavía declaraciones, en el campamento de piratas estos últimos son apresados o pasados a cuchillo, según la resistencia que opongan. 

4. Solución tipo alianza de civilizaciones: Se realiza un juicio rápido a los dos piratas presos en España, a los que se condena a 5 años y once meses por tentativa de secuestro con armas y la circunstancia atenuante de arrepentimiento espontáneo. Se les hace firmar la promesa de que no volverán a delinquir ni volverán a España. Se les lleva a Somalia y se les canjea por los rehenes. Previamente, el armador habrá pagado 3 millones de euros a un bufete internacional especializado en secuestros. Los piratas renuean su armamento y otros medios y, al cabo de unos días, secuestran una fragata.

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