Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la prostitución callejera

Un periódico de gran tirada (EP, 1 de septiembre de 2009) celebra a su manera la vuelta de las vacaciones de agosto, publicando en primera página, con mayor refuerzo gráfico en las páginas interiores, la fotografía de un joven que enseña manifiestamente sus genitales a una dama de piel morena con la intención de que le realice, si la imaginación no engaña, una felación.

Las fotografías interiores, recogen diversas situaciones de otros jóvenes, con los pantalones igualmente bajados, realizando un coito anal, recibiendo/realizando una felación, practicando una masturbación asistida.

¿Qué se intenta demostrar? ¿Cuál es el valor de la noticia?. Lo desconocemos. Hace falta estar ciego para no haberse dado cuenta de que la gran permisividad que en el terreno sexual se ha implantado entre nosotros, ha traído como consecuencia de que, cobrando o sin cobrar, la práctica de sexo ha pasado a ser parte, para muchos, de las acciones que se pretende abandonen el recinto de lo privado para pasar a ser dominio público.

Nos parece, desde luego, grave, que en las calles de Barcelona (o Madrid, o en las de cualquier otra ciudad del mundo) se practiquen las diversas modalidades del acto sexual a la luz pública. Nos parece, por supuesto, grave, que se aireen en revistas de amplia difusión fotografías de famosos reales o pretendidos realizando, con mayor o menor claridad, manifstaciones íntimas de su amor o de su líbido.

Estamos en contra, también de la permisividad que ha conseguido poblar de Clubs, enmascarados como Hoteles de carretera, nuestra geografía, en donde, por las escasas labores de inspección que se reportan, se concentran miles de inmigrantes irregulares, atrapados en redes mafiosas que les obligan a prostituirse, entre otras presiones de clara naturaleza delictiva.

No es cuestión de mojigatería. Es de decencia y sentido común, de coherencia con los principios de una sociedad que, por abierta, no puede ser permisiva con el delito.

Mal, muy mal, por El País. No por su denuncia, sino por el apoyo gráfico que le ha dado. No hacía falta para aumentar la credibilidad de la noticia.

0 comentarios