Sobre la igualdad de género
Dice la Biblia:(Poema acróstico de la mujer perfecta, Proverbios 31) "Una mujer perfecta, ¿quién la encontrará/Vale mucho más que las perlas".
Dice el Corán:(Sura 12,28): "Es una astucia propia de vosotras. Es enorme vuestra astucia".
La preocupación de los libros religiosos por ordenar la vida de las mujeres, combinando cualidades y virtudes con defectos y desvaríos imaginados por los dominadores, no deja de ser un ejemplo más de la persistente voluntad de los varones en controlar a esos seres más resistentes físicamente, más longevos, capaces de parir y, para colmo, menos dados a la dispersión intelectual.
Hoy, las mujeres son consideradas teóricamente como iguales al varón. Allí donde se trata de medir la capacidad ajustándose a un programa -escuelas técnicas, oposiciones, etc.- ganan casi siempre, ocupando los mejores puestos, copando los números uno de las promociones. Se han empeñado en ser guardias civiles, soldados, mineros, y allá van, con las monteras, los gorros, los galones y los cascos de seguridad, superando testeros, saltando potros, haciendo llaves de judo.
En los temas sexuales, se han convencido de que allí había también terreno que ganar y, animadas por sus madres y con el recelo sistemático de sus padres, han elegido la libertad en las relaciones, el disfrute por el disfrute en ese terreno antes misterioso del sexo; toman, cuando les parece, la iniciativa; hablan de culos y de relaciones guay con la misma ligereza que antes solo cabía en los salidos del carril.
Podíamos pasar revista a multitud de situaciones en las que las mujeres han ganado posiciones frente a los varones, aprovechando los marcos favorables, contando con la connivencia y la comprensión de los hombres convencidos de la necesidad de la igualdad y, cuando no encontraban el escenario adecuado y el objetivo les apeteció o les era necesario, luchando a brazo partido por vencer la resistencia de los machos dominantes.
Hora es ya, pues, de que reflexionemos. La sociedad necesita de la colaboración de los dos sexos para mejorar. Esa igualdad que en los países más avanzados está ya muy admitida, no debiera hacernos olvidar que existen muchos otros desequilibrios mayores que la igualdad de género. Que hace falta llevar la educación a todos los estratos, la igualdad de oportunidades, la cooperación internacional.
Estamos seguros de que la sensibilidad de las mujeres por los problemas sociales, precisamente por el camino que han recorrido para alcanzar posiciones de poder (las pocas que hoy lo tienen todavía), debería enfocarse, preferentemente, más que en luchar para dominar puestos en el mundo de la empresa, -incluso en la política-, para conseguir que el mundo fuera más justo, más solidario, mejor. Porque si no fuera así, nos daría lo mismo estar dominados por varones que por hembras, mientras los collares sean los mismos.
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