Sobre el efecto culo femenino sobre la política internacional
La visita de Carla Bruni, la bella consorte del Presidente francés, a España, ha permitido comparar los traseros de S.A.R. La Pricesa Letizia y el de aquella. Hay comentarios intensos, intencionados o triviales, sobre la pertinencia de haber publicado en casi todos los periódicos nacionales la imagen de ambas subiendo las escaleras de La Zarzuela.
Anteriormente, la bella esposa del Presidente norteamericano, Michelle Obama, ha venido ocupando la atención mediática por su elegancia, lo acertado de su vestuario y su bella figura. En otro lugar del espectro ideológico y conceptual, no solamente la operada esposa del Presidente italiano, Signora de Berlusconi, sino el elenco de bellezas al que ha nombrado ministras, ha puesto en la boca de admiradores como de detractores la cuestión de la relación entre un buen físico y un cerebro.
Es evidente que no tiene tanto interés popular referirse a lo apuesto de un Presidente de Gobierno. Sin embargo, algunos sospecharon en su momento del tirón electoral de un guapo Adolfo Suárez y no puede negarse que Zapatero y Sonsoles de Zapatero lucen buena figura, apenas afectada por la crisis.
Habrá que tener en cuenta, pues, el efecto de la belleza como uno de los elementos de convicción o disuasión que pueden y, seguramente, deben, utilizar los políticos. Un buen culo suscita, y no solamente entre el sexo opuesto, pensamientos más relajados que la presentación de un programa de medidas económicas.
0 comentarios