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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la ocupación de los parques en las ciudades

No hemos hecho un análisis con intenciones sociológicas, ni, por supuesto, estadísticas. Es una simple constatación, sin más valor que significar una foto fija de las personas que ocupaban un Parque de Madrid, a las 12h y 30 minutos de un día de principios de primavera de 2009. Lucía el sol.

Sobre la explanada principal, en cada uno de trece bancos se sentaba un anciano. Estaban solos y leían el periódico: casi en su totalidad, uno de esos diarios que se distribuyen gratuitamente. En otros dos bancos, una pareja de ancianos -hasta aquí, todos varones- hablaba sobre la situación del país, sin escucharse.

En otro banco, una mujer de cierta edad, aportando de vez en cuando su cara al sol, tejía una chaquetita. Dos mujeres de esa misma época intercambiaban opiniones sobre la boda de sus hijos, muy animadas .

En torno a una de las mesas instaladas en el Parque, cuatro personas de más de cincuenta años jugaban a las cartas (tute); había seis observadores alrededor, de la misma edad. Un poco más allá, un grupo de rumanos celebraba un picnic, comiéndose unos bocadillos; sobre la mesa, había varios tetrabricks con vino barato.

En un lateral, un latinoamericano caminaba hacia atrás, mientras un anciano con un Parkinson muy avanzado se apoyaba penosamente sobre él. Una cuidadora, seguramente boliviana, guiaba a una anciana en su paseo matinal.

En la zona de juegos, ocho mujeres hispanas cuidaban de otros tantos niños menores de tres o cuatro años; un padre jugaba con su hijo; dos madres charlaban de pie,´junto a dos carritos de infantes.

Pasaron tres jóvenes haciendo footing. Dos chicas tomaban el sol sobre el césped, leyendo un libro.

Dos empleados de una contrata de limpieza recogían, parsimoniosamente, algunos papeles y hojas. Un joven enseñaba a dos cachorros de retriever a recoger una pelota y traérsela. Un hombre de unos cuarenta años apareció en el Parque, llevando un perro de lanas sujeto con una cadena, cojeando algo. Una señora de mediana edad dejaba correr un foxterrier todo lo largo que le permitía una cinta enrollable.

Más allá, había...

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