Sobre la ausencia de motivación en los altos funcionarios judiciales
Quienes se mueven por los vericuetos de la abogacía y la judicatura tienen siempre muy presente la necesidad de que las sentencias que se dicten en los procesos civiles estén "motivadas", de acuerdo con la Ley de Enjuiciamiento Civil de 2000 (LEC para los amigos).
La "falta o ausencia de motivación" puede ser motivo para anulación del fallo, argumento fluyente, escurridizo y adaptable como las anguilas que los abogados tienden a esgrimir, indicando que la sentencia por la que les ha tocado perder resulta incongruente e inmotivada, y que los jueces más altos (los Tribunales Cnstitucional y Supremo, para entendernos mejor) han pretendido trabar expresando que la motivación no implica exhaustividad, ni menos pormenorización, sino coherencia y ajuste general entre lo pedido por las partes y lo resuelto.
Lo que no se ha planteado hasta ahora es que los funcionarios judiciales tienen que estar, ellos mismos, motivados. Con los medios adecuados, con los salarios justos, con las perspectivas profesionales precisas para que puedan cumplir sin agobios con su labor monofiláctica de las miserias y disputas que les plantea la sociedad.
Y resulta, por lo que nos cuentan y hemos podido observar los demás humanos, que no están tan motivados como creíamos. Están sobrecargados de trabajo, porque los justiciables cada vez generamos más disputas y las presentamos de forma más compleja. Se les acumulan las tareas pendientes, formando una cola que supondrá años de trabajo por delante. Como si dijéramos, tienen "una cartera" de dos o cuatro años, según casos.
Temen que la máquina de administrar justicia les estalle cualquier día en las manos. A algunos, ya les ha estallado. Por eso, y para expresar públicamente su desespero, se quieren ir a la huelga.
El Consejo General del Poder Judicial entiende sus motivaciones pero no autoriza la huelga, lo que quiere decir que, si van por ese camino, como parece que van a hacer, habrá que encausarlos, porque su huelga será ilegal. Pero el procesamiento, en nuestro estado de derecho, deberá ser analizado y decidido por el estamento judicial, que son los que habrán estado en huelga. Se juzgarán a sí mismos.
Los que empezamos a no tener motivación somos los demás mortales. Eramos pocos y parió la güela.
2 comentarios
ipecan -
un saludo.
http://www.niblanconinegro-madrid.blogspot.com/
Guillermo Díaz -
No obstante, dicho esto, lo que no es de recibo es que, muchos de ellos, como están "desmotivados", se limitan a encogerse de hombros, a estar muy poco tiempo en sus despachos a tener actitud pasota y a abandonar bastante su trabajo.
Creo que el ciudadano no se merece eso de uno de los poderes del Estado.