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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre todo, reposo y buenos alimentos

Cuando la medicina disponía de mucho menores recursos, tanto terapéuticos como dialécticos, el médico de cabecera (también llamado de familia), al visitar al enfermo -tiempos en que el galeno acudía a las casas con su maletín mágico- solía despedirse recomendando a su cuidador: "Sobre todo, reposo y buenos alimentos".

El panorama político anda actualmente muy revuelto. No solamente en Madrid, no solo en Galicia y País Vasco. En todo el mundo: desde la Unión Europea a Estados Unidos, desde Israel hasta Tanzania.

Pero la situación en Madrid ha adquirido caracteres singulares, exóticos. La política ha perdido el norte hasta tal punto que el PP, alternativa de la oposición al Gobierno socialista, aparece envuelto en una crisis extraordinaria, con recovecos penales, porque -supuestamente, claro- algunos políticos del partido han sido investigados por orden de otros correligionarios, y todo ese tejemaje se hizo con personal pagado con dineros públicos. 

Esa investigación de objetivo inconfesable es grave; si bien más grave nos resulta, otra investigación y esta por fundadas razones jurídicas: varios cargos y ex-cargos públicos de esta autonomía están siendo investigados por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por una trama de corrupción, malversación y sobornos.

La política se mueve en su propio recinto, impermeable, en dramáticos casos, a las preocupacíones de los que viven en la economía real y no entre los tafetanes de las salas y salones de plenos. Los problemas de los demás ciudadanos son muy diferentes del interés por investigar lo que hace el vecino, con quién yace, a quién consuela y dónde come.

A los ciudadanos les interesa saber, desde luego, qué se hace con los dineros públicos, dónde se despilfarran, quién se los queda. Aunque les hubiera gustado más que los jueces jamás hubieran tenido que preocuparse por desentrañar los hilos del misterioso destino de algunos fondos.

Porque los problemas de los ciudadanos se concentran en haber perdido sus empleos o estar en grave riesgo de perderlo, en no poder pagar la hipoteca del coche o del piso, en no saber porqué sus ahorros depositados en acciones se han visto reducidos a la mitad, en ignorar para qué les servirán la carrera o la profesión que están estudiando, etc. Se enmarcan en la desorientación angustiosa de no saber qué va a pasar mañana respecto a lo que necesitan para comer, vivir, disfrutar de un nivel de vida del que se sienten acreedores.

Políticos, tenga ustedes reposo y dénle buenos alimentos a la estructura financiera. Ya está bien de mirar hacia otro lado, y menos a sus obsesiones y armarios. Dejen de espiarse, vituperarse entre sí, criticarse, acusarse mutuamente de carecer de ideas mientras no pueden ignorar que algunos de sus colegas y contrarios, con los que conviven, meten la mano en las arcas públicas.

Hagan cosas, no prometan hacerlas, no especulen. Movilicen la economía real, dando confianza a los agentes económicos y sociales, creyendo ustedes mismos la verdad de lo que propugnan. Para conseguir que la situación se enderece, lo que supondrá -para qué discutirlo- un Pacto de estado, tienen que ponerse rápidamente de acuerdo en la forma de seleccionar las mejores ideas de las mejores cabezas del país, y hacerlas.

Nos alarma que, por lo visto y oído, sus cabezas anden más preocupadas por vigilarse recíprocamente en los comportamientos que producen en sus jaulas de grillos, que en sacarnos del atolladero. Dejen el sitio a otros más capaces, señoras y señores. Con una advertencia clara:  si todavía algunos de entre ustedes creen que la política es un buen medio para enriquecerse, que caigan los jueces estrella sobre ellos, y que de los jueces surjan muchas estrellas, cuanto antes.

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