Sobre la aportación al riesgo global de las economías opacas
La decepcionante actuación, ante la opinión pública mundial, del grupo de los autollamados líderes mundiales (recordemos aquello tan petulante de "We, the world leaders", seguido de un montón de naderías equivalente a varias páginas en blanco), está teniendo diversos correlatos, unos académicos, y otros del mundo real.
Nos ocupa en este comentario la cuestión de las economías opacas. Es decir, de aquellos países con deficientes controles y contabilidades públicas y privadas oscurantistas, y que también están sufriendo de lo suyo y lo de otros.
Normalmente, esas cosas se ocultan.
Incluso las crisis de las economías occidentales se hubieran mantenido, más o menos, en la oscuridad (the shadow´s zone), en tiempos en los que ni Leontieff se había molestado en poner a disposición de los funcionarios más aplicados sus estupendas matrices que, como recordarán los primeros de la clase de la época en la que se estudiaba para aprender, interelacionaba con coeficientes los factores de producción y la combinación para poner en marcha los sectores económicos, permitiendo sacar alguna consecuencia acerca de los efectos de modificar aquí y allá los inputs del sistema.
Ahora resulta que en Rusia dicen tener dinero para comprar empresas en crisis en las economías más ingenuas de los países de segunda línea en donde impera el capitalismo (esto es, España). No es que tengan las economías más saneadas, sino más opacas.
Podíamos hablar también de las grandes fortunas amasadas en los últimos años por aguerridos empresarios que han hecho su imperio desde India, Pakistán, Corea del Norte o...Kasakstan (nombre elegidos al azar). Pero esa es otra historia.
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