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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre las regulaciones de empleo y el ejemplo de Nissan

Que estamos metidos en un berenjenal económico, no lo duda ya ni el ministro Solbes. Que la crisis no ha hecho más que empezar, así parece (aunque, cada día la dan los sabios por resuelta). Que la desconfianza en las medidas que se han adoptado y en las que se vayan a adoptar es inmensa, no se duda (no hay más que darse una vuelta por el verdadero mercado, el de abastos).

Las empresas y, por tanto, las familias, -todas aquellas que dependan de los salarios aportados por el trabajo o por las rentas de los ahorros- lo están pasando mal, y lo pasarán peor. (Segundo principio de la termodinámica, aderezado con la incompetencia y la avaricia)

Los trabajadores de Nissan Barcelona se han convertido, por ello, en una referencia respecto a cómo actuar/cómo no actuar cuando vienen mal dadas y a los del curro les pone el capital de chanclas en la calle.

El Expediente de Regulación de Empleo que presentó la dirección de esta empresa supone casi 1.700 despidos, con una drástica reducción de la estructura de la empresa. No se venden coches, y la multinacional no quiere trabajar para stock. No quiere acordarse de los acuerdos anteriores, de las promesas de investigación, de la exportación a Latinoamérica. El españolito de a pie, como su nombre indica, no tiene dinero para cambiar de auto.

Oficialmente, los argumentos son otros. Se alega que los costes laborales en Barcelona son los mayores del sector en España (prácticamente, 30.000 euros por persona y año) y que el absentismo es excesivo: un 7,5% de las horas de trabajo perdidas por enfermedad y otras ausencias.

La reacción de la plantilla ha sido terrible: una manifestación de trabajadores muy enfadados ha avanzado como una apisonadora hacia la sede de Nissan y ha lanzado contra el edificio piedras, vallas publicitarias y hasta botellas incendiarias. Hacía tiempo que no se veía tal demostración de furia. Los gritos de los despedidos y sus simpatizantes iban desde mentirosos hasta asesinos; desde estamos en guerra a no nos moverán.

Casi en los mismos momentos, una delegación española, presidida por SM El Rey visitaba Japón, y, entre otros empresarios nipones, se entrevistaba con el consejero delegado de Nissan, Hidetoshi Imazu. Se habló, por supuesto, del futuro de las inversiones en España y de la cooperación entre ambos países.

Habrán tomado buena nota. Lo que ya no nos atrevemos a decir es qué consecuencias se derivarán de esa pelea entre dos elementos tan discordes: la máxima rentabilidad del dinero y la imperiosa necesidad de trabajo para llenar de garbanzos el puchero.

 

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