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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre posibles medidas de ahorro frente a la crisis

Ahora que se ha reconocido oficialmente que nuestro modelo económico está en crisis, será posible tomar algunas medidas. 

Ante todo, concretemos un buen diagnóstico: nuestro pib crece poco o nada, y el aumento de los precios -oséase, la inflación- hace que las materias primas sean más caras.

Mucha gente cree que la crisis guarda relación con que los currantes disponen de menos de dinero para gastar, y, por eso, deban (debamos) apretarse el cinturón un agujero o dos. Eso es una simpleza, por supuesto. Para el currante, no es un problema de ajuste, sino de todo o nada, de ser o no ser.

Repasemos conceptos. La detección de la crisis proviene de aquellos que manejan mucho dinero en el sistema y controlan una parte sustancial del sistema económico, del que obtienen sus importantes beneficios. Y no están dispuestos a que les bajen así como así, por lo que toman medidas drásticas, caiga quien caiga. Los Bancos endurecen sus condiciones de crédito y aumentan los tipos; las grandes empresas revisan sus proyecciones de beneficio en escenarios menos optimistas.

Las decisiones de los que más mandan no se limitan a hacer pequeños ajustes. Se tantean varias opciones desde los grandes números.

La más sencilla es afectar al empleo. Si los beneficios han caído un tres por ciento, que puede significar, por ejemplo, una disminución de cien millones de euros de lo que se venían llevando los accionistas,  se hace un cálculo simple: si el coste de un empleado medio son 14.000 euros anuales, habría que echar a 7.000 individuos a la calle, y que la regulación de empleo se apiade de ellos.

La alternativa debe venir acompañada de un análisis preciso acerca del trabajo extra que puede desarrollar la plantilla que no ha perdido su puesto. Si se consigue que los que quedan aumenten su productividad en un diez por ciento, amedrentados por ver las barbas del vecino peladas, la medida será un éxito total.

Otra opción sería tratar de reducir los importes de las compras, presionando sobre los proveedores. El objetivo es lograr disminuir este capítulo en un 10%, disminuyendo, no las cantidades, sino los precios de las adquisiciones. Los fabricantes de las materias primas tendrán que ajustar sus plantillas y disminuir sus márgenes operativos; se ha conseguido pasar la patata caliente a otro.

Puede que algunos ingenuos piensen que habrá que restringir las vacaciones, salir menos a comer al restaurante, aguantar con el coche viejo un par de años más o retrasar la emancipación de los más jóvenes. En absoluto. Justamente lo contrario, es lo que le correspondería hacer a Vd.

Si Vd. no ha sido afectado directamente por la crisis, y conserva su empleo, siga consumiendo como si tal cosa. Incluso, en adhesión y solidaridad con quienes les ha tocado la china, consuma más.

Hay que meter dinero al sistema, dar la impresión a quienes manejan los hilos gordos del sistema de que nos hemos recuperado o de que la crisis no es tan fuerte. Recuerde que ellos necesitan alimentarse con grandes bocados -son carnívoros, recuerde-  y, por ello, no son capaces de apretarse un poco el cinturón. Y, como le hemos dicho, para los sufridores del sistema, la cuestión no es de ajuste, sino de tener o no tener empleo.

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