Sobre el concurso de acreedores de Martinsa-Fadesa y sus culpables
El presidente de Martinsa-Fadesa, Fernando Martín, un hombre hecho a sí mismo, licenciado en químicas, aficionado al fútbol y amigo de un montón de gente poderosa, tenía su imperio economico construído sobre unos pies de barro. Artísticos, pero frágiles.
Se le venía siguiendo la pista de lejos, siempre con respeto. El presidente del órgano regulador CNMV, la Comisión que regula el mercado bursátil y que tiene, entre otros objetivos no menos difíciles, la encomienda de garantizar la transparencia de la información en ese juego de ricos e ingenuos -características que no su suelen dar simultáneamente- ya había advertido que, cuando tuviera tiempo, revisaría el control de las empresas del ladrillo para "que no incorporaran en sus balances las expectativas de beneficios futuros". Como si todo el mundo no estuviera haciendo eso.
Martín es accionista importante de Unión Fenosa (tiene un 3%, que equivalen a peu prés a 350 millones de euros), y persona de total confianza de Florentino Pérez, al que sustituyó como Presidente del Real Madrid -después de haber estado en su Junta-, y al que nunca escatimó elogios. No hay que descartar, por tanto, que la operación de Pérez de anunciar que se desprende de Unión Fenosa para concentrarse en Iberdrola no hubiera tenido por efecto, al aumentar la cotización de aquella eléctrica, ayudar a su amigo a tener algo de liquidez, vendiendo no las acciones de ACS sino las de Martín.
Otra cosa, mariposa. Si se repasa la lista de acreedores del edificio empresarial ahora con riesgo de derrumbamiento, se ve muy bien situados a La Banque Populaire de Maroc, al Attijariwafa Bank y a la Caisse Agricole de Maroc, por ejemplo: si se suman los créditos concedidos a Martinsa por esas entidades, llegamos a la interesante cantidad de 80 millones de euros, que prueba también hacia dónde se dirigían parte de los intereses de futuro de esta constructora.
O sea, que, además de estar a punto de caerse el sector de la construcción en España por culpa de la sobrevaloración de los activos de las empresas de este ángel caído que es el boom inmobiliario, se va a hundir un trozo de futuro de la economía marroquí. Como ya tenemos parte de la Armada en las aguas del Atlántico para protegernos de los inmigrantes subsaharianos, habrá que estar atentos para defender a Ceuta y Melilla, si llega el caso.
Un concurso de acreedores en el que el primer premio tiene los visos de llegar ser otra muela careada para el gobierno de Rodríguez Zapatero. Y sin contar con que los enanos siguen creciendo.
1 comentario
Guillermo Díaz -
Además del agujero creado al Banco Popular, Caja Madrid o Caixa y a las pérdidas que sufrirán las Aseguradoras que avalan las cantidades anticipadas por los compradores.
Y creo que esto sólo acaba de empezar, pero no pasa nada. Ya nos ha dicho el Sr. Solbes que con unos pequeños ajustes a final del 2009 todo quedará resuelto.