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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la crisis económica y su alcance previsible

Tocan tambores de crisis, de corrección de previsiones a la baja. El culpable de esta desaceleración señalado es el sector de la construcción, la burbuja inmobiliaria. Se entiende bien: los precios estaban inflados, debido a que los dineros se canalizaban hacia el ladrillo, animados los inversores porque, como en el juego de la pirámide, los que iban entrando en el mercado insuflando dinero fresco, garantizaban una alta rentabilidad.

De pronto, en sueño se quebró. No se venden viviendas, y quienes hasta hace pocos meses disfrutaban de sus vacas gordas y obtenían buenos beneficios, particularmente de ahorros que no tenían, porque actuaban con dinero prestado de las entidades bancarias, ahora ofrecen sus casas por debajo de coste para salvar las hipotecas.

Nos lo creemos todo, por supuesto. Desorientados, tratamos de entender lo que está pasando, echando la culpa a otros. Aparecen términos nuevos, ininteligibles salvo para iniciados, que pretenden poner un nombre al origen del descalabro. Las hipotecas subprime, los edge funds, la madre que los parió.

Al menos, que nos sirva la enseñanza. El mercado no es la fórmula mágica. Los que nos aconsejan, nos mienten. Lo que no necesitemos, no lo compremos. Si no necesitamos el dinero, no vendamos. Y, como fórmula magistral, los excedentes, consumámoslos en lo que nos guste. Y que nos quiten lo bailado. El Dorado nunca es tan áureo como nos lo pintan. Incluso ni siquiera es áureo, solo pintarrajeado de purpurina.

Claro que, dándole la vuelta de tuerca. ¿Dónde están todos aquellos que necesitaban viviendas? ¿Por qué es necesario que los constructores vendan ahora para salvar su pellejo por debajo del coste? ¿Nos podemos creer que, puesto que el mercado ha bajado solamente un 10-15%, el margen de los constructores era tan exigüo? Y, finalmente, ¿quién está interesado en convencernos de que estamos en una crisis? ¿Qui prodest? ¿Quién sacará tajada?

1 comentario

Guillermo Díaz -

Que la burbuja inmobiliaria iba a estallar era algo que se veía venir. Lo que ocurre es que los promotores inmobiliarios se resistían a parar y exprimieron la gallina de oro hasta el último momento.
Y, no pasa nada, porque ahora ya están dirigiendo sus inversiones a países como Hungría, Rumanía o Bulgaria donde tienen nuevos filones para "forrarse".

Y en cuanto a si hay crisis o no....ya se sabe ese dicho de que...a río revuelto, ganancia de pesacadores.