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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre la gestión ambiental en Asturias

Si alguien albergara alguna duda de que Asturias es España y lo demás, tierra conquistada -no ya a los moros, sino, en general, a la insolidaridad de la especie humana-, no tiene más que darse una vuelta por los períodicos locales. Encontrará múltiples ejemplos de la capacidad de los asturianos para pensar diferente, maestros en practicar el transversal thinking, o sea, ir a desmano, pero en fino.

Hace unos meses -por noviembre de 2007-, el Gobierno de Asturias, por consejo de la FSA, la federación socialista- renunciaba al aven (tren de alta velocidad) del Cantábrico por "su brutal impacto ecológico", quebrando así en tierras astúricas la iniciativa de otras gentes limítrofes, empeñadas en crear un corredor ferroviario por la cornisa. También argumentaron desde la Administración autonómica que lo de unir el norte por ferrocarril rápido, pero que no había demanda social ni económica (esto ya se entiende menos) para ello. No puede decirse que se tratara de una cuestión ideológica, ya que, al menos, los dos partidos mayoritarios de las comunidades vecinas, apoyan el proyecto, y lo están realizando, y el Gobierno del Presidente Zapatero estaba de acuerdo en esa infraestructura.

En su preocupación ambiental, mientras el Gobierno central -y el europeo- se empeñan en recomendar energías verdes y, sobre todo, las eólicas, Asturias ha renunciado a la implantación masiva de aerogeneradores, promulgando una Ley moratoria o de parón a la instalación de más molinos. Lo que, si bien no llegó a tiempo de impedir que algunas de las hermosas crestas de la tierra se vieran adornadas profusamente con esos armatrostes, sirvió para paralizar la movilización de los alcaldes -socialistas, en general- para decir que sí a cualquiera que estuviera dispuesto a darles unas perrinas con las que adornar la fuente del pueblo a cambio de alquilar el paisaje por un par de lustros.

En la región, el gusto por las instalaciones de quemar está, por lo demás, bien metido en los tuétanos, y se apoyan siempre que se puede las máquinas directamente relacionadas con la piromanía. Da igual que estén situadas en La Pereda, en Soto la Barca o la Ribera y, por supuesto, en Aboño y el Musel. No se trata exactamente de que los asturianos disfruten con el humo, ni tampoco que les guste vivir de als subvenciones del resto del Estado. Pero su experiencia les hace ver los puestos de trabajo en relación con el humo y el trabajo duro. Por eso, no solamente se ve bien una desgasificadora, sino dos, y las que hagan falta, aunque con ello se conseguirá adornar un poco mejor la vista de la costa desde la carretera que une Candás con Gijón, con esos bellísimos depósitos de derivados del petróleo que son marca de identidad de ese lado del Paraíso.

Tiene la región hermosos ríos salmoneros -es un accidente ocasional que apenas se produzcan los preciados peces y los que resulten engañados por el señuelo no alcancen apenas a diferenciarse de las truchas mariegas-, y una cabaña ganadera de raigambre histórica -es lástima que haya que importar leche para su Central emblemática y que las vacadas testimoniales deban reforzarse con ejemplares holandeses que deben ser vigilados atentamente en la frontera porque, horror, algunas tienen lengua azul-.

La región es portadora de un paisaje emblemático, insólito, espléndido, que no han conseguido destruir ni las maquinonas ni la desidia ni la especulación, porque la naturaleza, feracísima, se encarga de cubrirlo todo de verde cada pocas primaveras.

Por eso, y para no cansar, hacer buena gestión ambiental en Asturias es algo facilísimo. Para proteger esa belleza, no hace falta un plan especial, ni se necesitan aves ni hay misterio. Solo hay que esperar, y darle tiempo al tiempo.

1 comentario

Anonimo -

Los aerogeneradores esos que tu dices son un atentado para el paisaje y sirven solo para enriquecer a cuatro aprovechados. No hay viento bastante y, si no, al tiempo.