Sobre la verdadera profundidad de la crisis inmobiliaria
Las campanas del sector inmobiliario están tocando a rebato. Los comentaristas que analizan la situación hablan de crisis grave. Ya se sabe: no hay demanda, y la oferta se acumula. Los constructores de primeras viviendas tienen dificultades financieras, ya que se ven presionados por el pago de los vencimientos de los créditos que habían solicitado alegremente pensando en que podrían endosárselos sin problemas a los interesados, que se subrogarían de los compromisos mucho antes de que les entregaran las llaves. Así ha venido siendo desde hace bastantes años, décadas.
Si observamos las ofertas de venta en los mercados de vivienda usada, no hace falta ser un genio para comprender que hay una creciente oferta, pero que los pisos, en realidad, no bajan gran cosa. Si acaso, se puede conseguir la rebaja de un 5 o 10 por ciento, una vez que el vendedor ha constatado la seriedad del interés del presunto comprador. No hay mucho nuevo, pues, en las actitudes.
Sorprende, por tanto, que los media se esfuercen en machacar una y otra vez que el mercado se está cayendo, y que se esperan ajustes de hasta el 30%, en el desinfle de la burbuja inmobiliaria. ¿Por qué tanto interés en predecir una crisis que el mercado no ha puesto de manifiesto, al menos, no con la intensidad expresada?
Si lo encajamos con la situación de elecciones en EEUU, que pueden significar un cambio de partido político en la Presidencia, y lo matizamos con los resultados de las elecciones en nuestro país, podíamos hacer una hipótesis: como siempre sucede a principio de una legislatura, conviene pintar las cosas negras para que se disfrute durante el primero o segundo año de la legislatura de un período de incertidumbre y temor a recesión, para poder así plantear en la segunda etapa de gobierno, un panorama de éxitos.
Así ha sido una y otra vez. El mayor placer de un nuevo equipo de gobierno en una empresa o en una administración es poder achacar todos los problemas al anterior equipo, para poder lavar la situación de las rémoras del pasado y poder presentar así un panorama de éxitos. La crisis inmobiliaria actual, al menos en Estados Unidos y España, parece estar reforzada por factores exógenos, con la intención de crear un marco de incertidumbre y riesgo.
Esperen unos meses, potenciales compradores especulativos con liquidez. La demanda de vivienda subsiste, como es lógico. El mundo sigue. Los que dispongan de efectivo podrán obtener rendimientos extraordinarios a su inversión si saben aprovechar las oportunidades que se presentarán cuando los que necesitan, de verdad, vender, se vean forzados a hacer rebajas más significativas, precisamente porque desde algunos ángulos se está bombardeando la opinión del mercado con noticias alarmistas.
Sospechamos que, una vez más, el caldo se cuece caliente para que lo disfruten a la temperatura adecuada los comensales mejor situados en la mesa.
2 comentarios
Guillermo Díaz -
En lo demás, para el ciudadano de a pié que necesite un piso, poco lo va a notar ya que los precios sólo bajan ligeramente.
txantxangorri -
Por cierto, gran blog.
Un saludo