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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre lo que nos importa el resultado de las elecciones en Estados Unidos a los demás

El interés con el que seguimos la evolución de los avances y retrocesos de los candidatos a Presidente de los Estados Unidos, y el diferente énfasis que, según las tendencias ideológicas, están teniendo en los media españoles las vicisitudes, nos da pie para pensar que, en efecto, nos importa -y mucho- el resultado de las elecciones en USA.

¿Tanto? ¿De veras creemos que sería mayor la sintonía, pongamos por caso, entre Rodríguez Zapatero y Obama o Hillary o entre, -siempre en hipótesis-, Rajoy y McCain o Romney?.

No deja de ser una ingenuidad. En primer lugar, porque el papel individual de España para esa inmensidad de culturas homogéneas que son los Estados Unidos, es próximo a la nulidad. Aunque, eventualmente, y dado el desconocimiento de geografía mundial que poseen los norteamericanos, un presidente norteamericano pueda presentar a uno o dos "colegas" europeos para defender lo impresentable, la verdad es que los españoles no dejamos de representar aspectos folclóricos de Europa para el ciudadano medio de allá.

Resulta, sin embargo, que, dentro de los equilibrios deseables entre dos bloques económicos de la entidad de Europa y Estados Unidos, es interesante que en la Unión Europea se mantenga una cierta diversidad ideológica entre los dirigentes, y Zapatero sirve, dentro de su moderado izquierdismo, como elemento de suave contraste a las tendencias reaccionarias de Merkel y Sarkozy. Es posible también que la apuesta por Hillary de Zapatero le reportase algunos créditos traducibles en sonrisas y apretones de manos rentabilizables. Más oscuro y problemático sería el rédito si la victoria fuera de Obama o de los republicanos.

Por el lado de Rajoy, la estrategia ante los Estados Unidos aparece mucho más difusa. Se conocen las buenas relaciones (a salvo de la aún difícil expresividad en inglés de Aznar) entre el ex-presidente y Bush, pero no parece trasladable a terceros. En el campo del PP, pues, la apuesta deberá ser que gane McCain, como mal menor y, si la campaña española se endereza, que Rajoy, investido presidente, luzca su buen inglés ante el nuevo presidente republicado de los Estados Unidos.

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