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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre el escusado o excusado

No hace mucho, se decía "ir al retrete"; ahora se prefiere murmurar: "me voy al baño"; tal vez "al aseo" o, más simplemente, se desaparece unos instantes. En todos los idiomas se emplean diversos eufemismos para designar el lugar al que enseñamos las partes más secretas. La primera vez que un norteamericano pregunta "Where is the John?", siempre hay algún neófito que contesta"no tengo ni idea", creyendo que se interesa por Juanito, el colega que suele llegar tarde.

Hablamos del escusado, el sitio en el que uno se encuentra en la soledad de su propia corporeidad, allí donde nadie puede hacer lo que nos corresponda por nosotros, allí donde la taza, la cadena y el lavabo reclaman atención varias veces al día.

Claro que no pretendemos ser soeces ni vulgares con este Comentario. Por el contrario, queremos hacer, con la debida discreción, la exaltación de ese cuarto menospreciado de la casa, que tanto sirve para recuperar los equilibrios perdidos y tanto nos ayuda con su multivarianza. En el excusado nos hemos recluído muchas veces de niños, para recuperarnos de una rabieta. Allí hemos fumado los primeros cigarrillos, conocido los escondidos privilegios del sexo en solitario (o puede que en furtiva compañía). En los escusados se leyeron novelas prohibidas en edades benditas, se llora todavía; en él se cultiva Narciso y se acicala fantasía, creyéndose Galatea.

Hay quien tiene en ese lugar tan poco venerado oficialmente, una biblioteca completa, anunciando así a los demás presuntas dificultades con el tránsito intestinal. Otros guardan profusión de colonias, cremas y combinaciones de pócimas y aceites que, por lo menos, reflejan el deseo de estar más bello, seducir por seguro, amagando vencer el paso de ese gran enemigo de la felicidad que es el tiempo.

Lejanos los tiempos en que a los niños nos daban un trozo de periódico y nos invitaban a hacer nuestras necesidades por el campo,  épocas donde el retrete o la retraite cerrados eran cosa de más ricos. Mucho más años pasaron desde el "agua va", arrojada a la calle sin fijarse en los viandantes. Hoy los excusados se adornan de colores, se enseñan exultantes, y los genuinos roca tienen competidores en diseños italianos, franceses o nipones, no siempre buscando la comodidad de posaderas.

Algunas piezas de los excusados más completos han perdido posiciones, víctimas del espacio y del desprecio -digamos el bidé, que tantos pies sirvió para lavar, y tantos alivios procuró a venas desatadas y, por supuesto, aderezó meublés y casas de cuidado-. Otros recursos, en cambio, han aparecido, en competencia con el váter y la ducha, orgullosos o modestos, desde jacuzzis hasta adminículos deportivos, secadores, balanzas, cepillos eléctricos y prisas.

El escusado cumple, en fin, el papel del punching-ball; es el cuarto en donde, a solas, podemos pasar revista a nuestra vida, preparar estrategias y consolar decepciones,  hasta que alguien aporrea la puerta y nos urge: "¿para cuándo?", haciéndonos caer a la realidad desde la altura.

1 comentario

yoo -

Minutos mágicos que nos sirven para concebir... ideas!

El famoso tocador es lo mejor que pudieron haberse inventado, ahh, bendito seas cuarto de baño! Podemos meditar, cantar, cavilar y deshacernos de lo malo que traemos encima.

Pero eso sí, no hay lugar como el hogar. Nada mejor que el trono de tu propia casa para disfrutar y dar rienda suelta a nuestros problemas intestinales.