Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Sobre huelgas, reivindicaciones y servicios mínimos

Los empleados de la limpieza de Metro de Madrid, que pertenecen a las empresas Clece (ACS) Eurolimp, Ferroser (Ferrovial) y Valoriza (Sacyr Vallehermoso), se encuentran en huelga indefinida desde el 17 de diciembre de 2007. Son más de 1.500 trabajadores, en una postura que secundan todos los sindicatos, salvo CCOO.

El sindicato líder de la convocatoria es CNT, que ha dado a conocer una Tabla Reivindicativa, que exige la unificación de todas las condiciones salariales independientemente de la empresa concesionaria del servicio; contrato indefinido para todos; abono del Plus de Toxicidad, Penosidad y Peligrosidad, ea todos los trabajadores (equivalente a un 20% de salario); jornada de 35  horas; compensación hasta el 100% desde el primer día en caso, de incapacidad temporal; dos días de asuntos propios más.; otros temas menores (relativos a creación de una Bolsa de empleo y a los trabajos que pueden prestar las embarazadas.

Aunque el Gobierno regional madrileño ha pactado unos servicios mínimos y solicitado de otras empresas de limpieza que adecenten las vías de metro, algunas estaciones evidencian, a estas alturas (casi diez días de huelga), problemas de salubridad y presentan un estado deplorable: a ello han contribuído periódicos destrozados desparramados por los huelguistas, bolsas de basura exógenas, papeleras vaciadas directamente al suelo y otras actuaciones destinadas a reforzar el aspecto de abandono y suciedad.

Ya deberíamos estar acostumbrados a que los empleados de los servicios públicos, cuando llega la hora de negociar sus convenios, utilicen la presión que les proporciona el estar prestando una actividad fundamental para la convivencia, agrediendo a los usuarios de los servicios.

Puede ser que estos usuarios, es decir, todos los ciudadanos, pero especialmente quienes no tienen opción de evadirse del problema creado, se encuentren sin los trenes o aviones que los llevarían a ver a sus familias o disfrutar de sus vacaciones. Puede que, otro día, se encuentren las calles colapsadas por taxistas furibundos que reclaman subida de las tarifas. Tal vez se encuentren con la basura acumulada en las calles, o con la seguridad ciudadana disminuída porque las fuerzas del orden exigen un aumento salarial, abandonando circunstancialmente los servicios. Ejemplos no faltan.

Estas demostraciones de fuerza sindical y presión laboral, enmarcadas -por supuesto- en el derecho a la huelga que nuestra Constitución concede se han transformado en el tránsito corriente que conduce a una negociación con las empresas o con las administraciones, bajo condiciones de presión. Cuando la actuación se vincula con empresas concesionarias de servicios de primera necesidad, que han obtenido sus concesiones mediante un concurso público, las llamadas "negociaciones de convenio" son una fórmula espúrea de reventar la transparencia de los procedimientos de adjudicación.

No tenemos la solución al problema, obviamente, y sería criticable que acusáramos a los sindicatos de mantener una posición beligerante utilizando las ventajas que les concede la ley y su organización. Pero pensamos también, en los sufridos e inocentes usuarios y, sobre todo, en aquellos que, bien por estar parados o por pertenecer a empresas que no pueden permitirse el lujo de negociar nuevas condiciones sin irse a la quiebra, tienen que morderse los labios pensando que, aquí también, existen trabajadores y seres humanos de primera y  segunda categoría.

1 comentario

guillermo díaz -

Para mi la cuestión es muy clara... Si bien es cierto el derecho a la huelga que se reconoce constitucionalmente a los trabajadores, no es menos cierto el derecho fundamental del "interés público".

Y, a todas luces, si confrontamos el derecho de un trabajador con un interés público, es incuestionable que lo que ha de prevalecer es el interés público, que ha de predominar sobre un interés privado.