Sobre el uso de la energia nuclear con fines no pacificos
El gobierno de Bush en Estados Unidos está preparando la invasión de Irán, y solo está esperando inventarse una razón para justificarla. En el caso de Irak, resultó perfectamente asumible por la población (de base demócrata como republicana) que el dictador Sadam estaba fabricando misiles con cabeza nuclear.
Después se probó que lo único que había cierto era la bravuconería de uno (Sadam) y la mentira de otro(la de Bush); pero la invasión de Irak ya estaba hecha, la guerra civil irakí en marcha, y la producción de petróleo de los ricos pozos del país descabezado, bajo conveniente control. Los que pactaron la invasión en las Azores se han desmarcado de aquella escenificación (el último, el presidente de la UE Duráo Barroso, que puso el teatro físico, ha reconocido que se le enseñaron documentos falsos), pero nadie ha pedido perdón ni se ha hecho el harakiri (opción que también podría ser válida).
El iluminado Almadineyah repite una y otra vez que tiene derecho a erigir centrales nucleares para producción de energía, porque lo hace con fines pacíficos. No importa que Irán tenga unas de las reservas de petróleo más impoortantes del mundo. Quiere tener centrales de energía nuclear de fisión, y que sus ingenieros dominen esa tecnología. Cuenta con el apoyo de otro iluminado, Chavez, que le promete enviarle los técnicos que haga falta, formados, por supuesto, en Estados Unidos (aderezado, cabe añadir, con un master en internet, donde cualquier interesado puede, según dicen, aprender a construir desde un acorazado a una bomba de neutrones).
No habrá problemas para dotar de efectivos al ejército que invada Irán, pues las clases menos favorecidas de EEUU, ampliadas con chicanos, centroamericanos y otros patriotas deseosos de mejorar su nivel de vida, siempre estarán dispuestos a jugar a la guerra -poniendo en peligro sus vidas, eso sí-, y no faltará quien nos quiera convencer de que atacar es el único medio de mantener a raya a los radicales.
¿Nadie está dispuesto a admitir que la formación, la educación, la cooperación en el desarrollo, son mucho más eficaces que las armas? ¿Para qué sirven, por otra parte, los canales diplomáticos?.
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