Blogia
Al Socaire de El blog de Angel Arias

Così fan tutti?

He trastocado algo el título de la conocida ópera jocosa de Mozart, para reflejar con la sonoridad del italiano la que parece la mejor excusa que ha encontrado -sin valor jurídico, desde luego- el aún yerno de S. M. El Rey Juan Carlos para justificar el empleo maligno de los conocimientos que recibió de la prestigiosa Escuela de Negocios Essade, delegación de Barcelona.

El asunto de los negocios turbios de este miembro de la Familia Real española, hasta que se produzca su defenestración, como sucedió -por otros motivos, también de intensa proyección mediática, pero éticamente más dignos- está ya popularmente juzgado, sentenciado y, como dicen los analistas bursátiles, descontado.

Esta es una buena noticia, porque los más alarmistas y los acérrimos republicanos habían visto en el decurso del culebrón por el que se iban conociendo los tejemanejes, cada vez menos presuntos y más evidentes, de D. Iñaky Urdangarin, su mentor y asesores, la creación de una tela de araña en torno a la infanta Da. Cristina y, por ende y naturaleza, de la Monarquía. Que por un quítame allá un par de milloncejos, se arriesgase poner bajo la piqueta del escándalo el pilar más sólido, por intocable, de nuestras instituciones, era insoportable.

Pasado el susto, ya podemos predecir lo que sucederá: el fenómeno Urdangarín será aislado de cualquier contaminación hacia los miembros de la familia real y, con un poco de suerte y algo de humo, exculpado como coautor, coadyuvante o colaborador necesario de esas malversaciones de fondos públicos destinados en origen a ayudar a fomentar el deporte. Si acaso, su Fundación tendrá que devolver parte de lo concedido y no justificado. Pero no va a ser cosa de complicarlo más, obligando a que, quien puede hacerlo, le amnistíe de una condena penal.

Que así hacen todos es una torpe argumentación exculpatoria, pero se suele emplear mucho, en todos los órdenes de la vida, para apelar a los usos y costumbres y defender lo que, de otra forma, no tendría justificación.

Con ese argumento, sin ir más lejos, se ha enmarcado la visita del presidente Rajoy a Marruecos, como costumbre de los presidentes de la democracia española de hacer su primera visita al exterior a este país frontera, con el que nos unen tantos disgustos.

En sentido contrario, desviarse de lo que hacen todos, puede traer muy malas consecuencias. Que se lo pregunten al ya apartado provisionalmente de la carrera judicial, el en otras épocas intocable juez Garzón, que va camino de ser condenado por escuchas ilegales a los abogados de ciertos personajes públicos que hacían lo que, al parecer, hacen todos -hay que puntualizar, mientras no demuestren lo contrario- los representantes del populacho con mando sobre la pasta pública.

0 comentarios