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Al Socaire de El blog de Angel Arias

Actividades generadoras de empleo (y 4)

El área total de ese "triángulo del empleo" (en el que, como expresé, la altura sería el nivel de tecnología o cualificación necesarios y los cortes paralelos a la base, el número de empleos relativos a él), será, idealmente, igual a la población activa potencial.

Las cifras de parados y de quienes aspiren a su primer empleo aparecerán en ese esquema, en los niveles correspondientes a su formación, y nos darán una idea de las necesidades de generación de actividad que permitirían integrar a esas poblaciones en el triángulo virtuoso.

La pérdida de un sector de actividad importante generador de empleo a niveles inferiores es muy difícil de cubrir; pretender sustituirlo con iniciativas de alta tecnología, en un proceso a corto plazo, es una quimera, porque el triángulo se romperá, no ya por la vía de la estructura económica -una sociedad que fuera excepcionalmente avanzada como para concentrarse en productos de gran valor añadido podría, teóricamente, depender de la inmigración y la importación para satisfacer sus necesidades básicas-, sino porque la destrucción de empleo de un sector de nivel inferior exige miles de iniciativas individuales en los sectores superiores.

En fin, mi reflexión me lleva a afirmar con rotundidad que una estructura socioeconómica no puede modificar bruscamente sus esquemas, sin exponerse a graves desequilibrios que le causarán más daño que ventajas. Estamos viviendo esta situación en la reconversión del carbón, del naval, del campo, de la siderurgia, de la pesca (entre otros), y, últimamente, de la construcción y del sector bancario, y lo que hemos recogido son trozos, desgarros del triángulo de empleo, que no hemos conseguido cubrir o lo hemos hecho solo con precariedad.

Concluyo: es muy interesante, a nivel de estrategia a medio plazo (cinco años, como idea), impulsar empresas en nuevas tecnologías, pero se ha de ser consciente que, precisamente por ser más eficaces, cuando se orientan a sustituir actividades existentes, generan desempleo, reducen puestos de trabajo, aunque, desde luego, permiten obtener beneficios que pueden ser importantes para sus impulsores.

Las empresas tecnológicas que deben impulsarse son aquellas en las que sus productos y actividades se dedican fundamentalmente a la exportación -especialmente a mimar si lo consiguen en países tecnológicamente más avanzados que el nuestro-; se ha de ser más escéptico, como Administración pública, respecto al apoyo a aquellas que hacen lo mismo que las existentes, pero de forma más eficaz: hay que dejar, aquí, que el mercado cumpla su función correctora, sin más estímulos.

Mi propuesta iría casi en sentido contrario: desde la posición de conservar empleos, hay que ser proteccionista de lo que se tiene. en particular, respecto a los sectores intensivos en mano de obra. No creo en el mercado globalizado como solución mágica a la creación de puestos de trabajo. Al contrario, la apertura sin trabas a las eficiencias exteriores crea servidumbres y desempleo.

Lamento estar contra corrientes de apertura a toda innovación, pero en esta serie de artículos estuve reflexionando sobre "el empleo, estúpido".

1 comentario

Francisco Gonzalez -

Muy interesante serie de articulos. Animo.